Aprender, desaprender y volver a aprender: esa es la cuestión

Hace muy poco, me topé con una frase que me trasladó al año en que me formé en coaching porque ese año fue la primera vez que oí hablar del término “desaprender” y me impactó, por eso la frase del otro día reavivó mis recuerdos. Aprender, desaprender y volver a aprender: esa es la cuestión.

“Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y reaprender”  (Alvin Toffler).

Durante el año que os comento practiqué el “desaprendizaje” y “reaprendizaje” casi por obligación y mi vida, sin duda alguna, cambió. Desgraciadamente, con el tiempo me fui relajando hasta casi olvidarme de aquello tan importante. Por eso, me hice el firme propósito de retomar el camino de desaprender nuevamente porque, gracias a Alvin Toffler, he recordado que todo son ventajas.

En el proceso de aprendizaje intervienen el conocimiento y la consciencia. Veamos cómo se combinan:

Aprender, desaprender y volver a aprender: esa es la cuestión

  1. No sé que no sé: cuando somos muy pequeños y no somos conscientes de que no sabemos conducir, aunque vayamos en coche
  2. Sé que no sé: cuando vamos creciendo y nos damos cuenta de que no sabemos manejar un automóvil, aunque queramos hacerlo
  3. Sé que sé: Cuando nos sacamos el carné de conducir, a pesar de que al principio vayamos muy tensos y pendientes de los pedales, cambios de marcha…
  4. No sé que sé: Cuando conducir es ya un proceso automático (hábito) del que no eres consciente, simplemente lo haces -conduces-.

Este ejemplo de aprendizaje de habilidad es igual para las conductas (respuestas a estímulos) con el agravante de que muchas de nuestras conductas las aprendimos de niños, adolescentes o jóvenes y seguramente eran muy útiles entonces, aunque ahora al convertirse en un hábito y repetirlas sin consciencia alguna cada vez que el estímulo se repite en nuestro día a día, quizás ya no sean tan útiles.

Pensemos en alguna persona que era importante en nuestra infancia: padre, abuelo, maestro… imaginemos alguna vez que esa persona se enfadaba gritaba y mandaba callar a todo el mundo a su alrededor. Seguramente a ti no te gustaba nada aquello, aunque obedecías sin cuestionarlo. Piensa ahora en tus enfados y cómo reaccionas ante ellos… ¿Levantas la voz más de lo normal? ¿Mandas callar a cualquiera que te habla cuando estás en ese estado? Piénsalo.

Si acabas de responder “sí” a ambas preguntas ¡no te preocupes! Al contrario, alégrate porque acabas de dar el primer paso del proceso de cambio de ese hábito.  

CÓMO APRENDER A DESAPRENDER LAS CONDUCTAS QUE NO NOS GUSTAN

Cambiar las conductas no es tarea fácil, aunque no es imposible. Sólo nos tenemos que armar de fuerza de voluntad y constancia.

El primer paso es detectarla, ser consciente de que esa conducta cuando “salta” ante tal o cual situación no nos trae beneficios sino todo lo contrario. Y a partir de ahí estar alerta para cambiarla por otra más apropiada. Posiblemente, al principio recaerás con frecuencia pero ¡no tires la toalla! El éxito depende solo de ti y tu perseverancia y conforme vayas avanzando, cada vez te saldrá mejor hasta conseguir que se cree un hábito. “Sólo” es cuestión de tiempo.

Todo este proceso, cuanto más lo repitas (con conductas diferentes), te dará mucha y valiosa información sobre ti misma, incrementándose exponencialmente tu nivel de AUTOCONOCIMIENTO. Observa-te y critica-te de forma constructiva. Reflexiona y agradece el beneficio que obtuviste de esa forma de actuar durante un tiempo y piensa en las desventajas que ahora tiene para ti y cómo repercuten en tu entorno. Y lo mejor de todo, “elige” las nuevas conductas que te aporten beneficios, que te acerquen a los demás en vez de alejarlos.

El siglo XXI está siendo una auténtica revolución por la cantidad de cambios y la velocidad en la que llegan a nuestras vidas y, a pesar de en ocasiones nos cuesta adaptarnos, nos estamos dando cuenta de que también esos cambios aportan beneficios y oportunidades a nuestra vida.  Vive ese “desaprendizaje” como una limpieza general en tu casa. Abre trasteros y armarios repletos de cosas inservibles y atrévete a deshacerte de ellas y plantéate un futuro pleno de reaprendizaje. El mayor beneficiado serás tú.

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|Fotografía principal: Dmitry Ratushny en Unsplash|