‘Brexit’ o el poder de manipulación de las redes sociales

Cuando se propuso ver la película ‘Brexit’ en casa de unos amigos no estaba yo muy motivada, pero al resto de personas con quienes nos habíamos reunido les apetecía el plan, así que me resigné a pasar la tarde de domingo de una manera que no había previsto. –¿Qué interés podía tener una película de la que que ya sabía el final?– Era lo que mi mente se repetía una y otra vez. Lo que yo desconocía era que lo importante no era el resultado sino la metodología para llegar a ese resultado.

Por eso, conforme la historia avanzaba, y gracias a la gran interpretación del protagonista, Dominic Cummings, (interpretado por Benedict Cumberbatch) empecé a poner más atención, hasta que acabé completamente abducida por un personaje que, de manera magistral, interpretaba a alguien bastante excéntrico y con pocos escrúpulos para conseguir sus objetivos. 

Según pasaban los minutos, la abducción mutaba en admiración/repulsión, dependiendo de la parte de mi cerebro que procesara la información. ¡Ese hombre era descendiente de Maquiavelo! y ahí la imaginación se puso de mi lado y “fantaseé” con la idea de que si Maquiavelo, el auténtico, pudiera ver la película esbozaría una sonrisa a lo Gioconda. 

Quiero dar las gracias a quien tuvo la idea ver la película porque la cosa es muy seria. Y gracias a ellos, y la película, me hice consciente de lo que había obviado hasta entonces y me había resistido a reflexionar en profundidad.

Todos sabemos las ventajas de las redes sociales, que ya pocas personas no utilizan, y también sabemos que tienen unos cuantos inconvenientes, pero lo que yo vi en esa película fue otra dimensión que me hizo consciente de hasta dónde puede llegar el poder de la manipulación sobre los usuarios utilizando unos “simples” algoritmos. Y la película me lo puso ante mis ojos haciéndome sentir miedo.

Porque somos nosotros los que con nuestros “clics”, sin leer lo que hay detrás, estamos consintiendo la utilización de toda información sobre nuestras imágenes, opiniones, conductas, ¡sobre nuestras vidas! para que, aplicando esos algoritmos “mágicos”, nos manipulen a placer. Y lo hacen, ¡vaya si lo hacen! Y lo hacen muy bien, porque nos conocen tan a fondo que  les resulta muy fácil apelar a lo más íntimo y visceral de nuestro ser: nuestras emociones. ¡Y todavía habrá quien considere inocuas las redes sociales!

Seamos responsables a la hora de utilizar estas herramientas tan útiles siendo conscientes de su doble filo, porque estoy segura de que cuando la metodología que aplican en la película ha salido a la luz, ya habría muchos cerebros en marcha dando una vuelta más de tuerca a los algoritmos en cuestión, y aunque pensemos ingenuamente que ir más allá es imposible, al ritmo que avanza todo en la actualidad, el Brexit y su campaña, en breve, serán solo una anécdota.

 

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Fotografía principal: Imagen de promoción de la película. De HBO|