Conductas que debilitan tu liderazgo

En el ámbito del liderazgo y la gestión de equipos, la diferencia entre ser simplemente un jefe o una jefa y convertirte en un líder efectivo es una cuestión de conducta. Mientras que quien ostenta el mando se apoya en el poder que le confiere su posición, quien lidera se gana la autoridad y el respeto a través de sus acciones. Este respeto no se decreta, se gana día a día con gestos que demuestran coherencia, empatía y compromiso. ¿Quieres saber qué conductas te debilitan? Aquí te dejo algunas para que las tengas muy en cuenta y procures evitarlas.

La importancia de la Inteligencia Emocional en el liderazgo

La inteligencia emocional juega un papel crucial en la transformación de jefes o jefas en líderes capaces de generar equipos imbatibles. La capacidad de entender y manejar nuestras emociones, así como las de las demás personas, marca la diferencia entre una gestión que desmotiva y una que inspira y moviliza a un equipo hacia objetivos comunes.

Los estudios de casos lo demuestran: líderes con altas competencias emocionales tienden a crear un ambiente de trabajo más positivo y productivo. Un estudio publicado por la Harvard Business Review reveló que equipos dirigidos por personas con alta inteligencia emocional reportaron niveles significativamente más altos de satisfacción y rendimiento.

Conductas que debilitan la autoridad del liderazgo emocional

Aquí tienes conductas demasiado habituales en personas con mando en plaza que pierden la capacidad de influir en sus equipos por culpa de ellas.

  1. Incoherencia entre lo que dice y lo que hace. La transparencia y la congruencia son esenciales. Un o una líder emocionalmente inteligente es consciente de la importancia de ser coherente en sus palabras y acciones. Esto no solo fomenta la confianza, sino que también establece un modelo a seguir para el equipo.
  2. Dar feedback sólo de lo negativo o sólo de lo positivo. La habilidad para retroalimentar el desempeño de los empleados y empleadas de forma equilibrada es una marca de la inteligencia emocional de quien manda. Reconocer los logros mientras se abordan constructivamente las áreas de mejora motiva a cada persona del equipo y fomenta un ambiente de crecimiento continuo.
  3. Priorizar las demandas superiores sobre las necesidades del equipo. Los y las líderes con fuertes habilidades emocionales sintonizan no solo con las demandas de la jerarquía de la organización sino también con las necesidades y bienestar de sus equipos. Defienden a sus equipos, poniéndose al frente en los momentos malos, y buscan recursos para facilitar su trabajo y mejorar su bienestar, equilibrando las expectativas de ambos lados.
  4. Asignar la misma tarea a varias personas. Quien lidera desde la inteligencia emocional sabe que respetar el tiempo y el esfuerzo de cada miembro del equipo es crucial. Este tipo de liderazgo evita duplicar tareas y se comunica abiertamente para asegurar que cada persona del equipo comprenda sus roles específicos.
  5. Hablar negativamente de una persona a otra. Hablar de manera despectiva sobre alguien, ya sea en su presencia o ausencia, solo sirve para crear desconfianza y un ambiente tóxico. En cambio, abordar las preocupaciones directamente con esa persona puede fortalecer la relación y fomentar un entorno de respeto mutuo. Y esto es algo que evita la empatía destacada de quien lidera con habilidades emocionalmente inteligentes.

Cualquier organización debería querer contar con este tipo de líderes en sus filas, porque es una estrategia esencial para obtener resultados de rendimiento y de clima laboral muy superiores al que cosechan otras empresas o instituciones que no ponen a su gente en el centro de la gestión. Al final, un liderazgo efectivo y emocionalmente inteligente no solo mejora el clima laboral, sino que también impulsa el éxito de toda la organización.

La integración de la inteligencia emocional en la gestión diaria es un viaje continuo de aprendizaje y adaptación. Los beneficios de cultivar estas habilidades son claros: un liderazgo efectivo, equipos más comprometidos, más rentabilidad, más resistencia a los vaivenes del mercado, más creatividad, más atracción y retención de talento, más sostenibilidad…