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Deja entrar en ti la primavera: vive el momento y aleja los nubarrones
¿Cómo mejoraría nuestra vida si aprendiéramos a ocuparnos de cada asunto solo cuando nos dedicamos a ello y a vivir el “aquí y ahora” correcto? Queremos que empieces a dejar entrar en ti la primavera: vive el momento y aleja los nubarrones del invierno.
Mientras escribo este artículo fuera de mi ventana puedo ver claramente las pequeñas florecillas rosas que salen de las ramas delgadas del pequeño árbol. Se ha transformado en un fiel compañero desde que me he mudado aquí.
Nos hemos hecho compañÍa durante las largas mañanas de invierno, cuando la lluvia caía sobre su cuerpo y sobre el cristal de mi ventana, acompañándonos con su música. Nos hemos mirado en las mañanas frías, cuando el silbido del viento le invitaba a mover sus ramas poniendo a prueba su flexibilidad y su fuerza.
Y ahora nos miramos otra vez y puedo verle despertar suavemente. Dejando que sus florecillas rosas transformen la vista de mi ventana en un cuadro de Monet, lleno de luces y colores difuminados. El viento, la lluvia y el frío han desaparecido dejando que el ciclo de las estaciones siga su curso.
Es primavera y, como el árbol, siento florecer en mí sensaciones agradables de esperanza, curiosidad, amor y serenidad. Me doy cuenta de que todos estamos conectados en esta danza que la naturaleza nos invita a bailar. Esperanza, esta maravillosa sensación que me sugiere que estamos en un periodo lleno de oportunidades, porque ya he vivido y superado mi invierno, mis dificultades, mis malos momentos. Siento curiosidad por descubrir qué “flores” tiene la vida preparadas para mí, me está diciendo: vive el momento, olvida ya al invierno.
Ya te hemos contado que es posible entrenar la felicidad. ¿No es la primavera un buen saco lleno de este sentimiento?
La naturaleza vuelve a despertarse de la forma más armónica y más dulce y con ella vuelven a despertarse todos los sentidos. Mientras presto atención al sonido cantarín de los pájaros, a la temperatura agradable de los rayos del sol que acarician la piel de mi cara. A la brisa delicada que huele a azahar, disfruto del regalo que me está haciendo hoy la primavera. La sensación de que todo pasa, todos podemos tener un mal día, de que, aunque el viento ha soplado fuerte y la lluvia ha caído a cántaros, la primavera siempre vuelve.
Y también me doy cuenta de que muchos “inviernos” nos lo creamos nosotros mismos con nuestros pensamientos negativos, con nuestras creencias limitantes. Con la inútil necesidad de querer controlarlo todo, con nuestra especialidad en perdernos en preocupaciones, recuerdos y proyecciones de un futuro que todavía no ha llegado. ¿Recuerdas que es posible elegir la actitud que queremos tener ante la vida? Vive el momento, anclarse en el pasado no debe ser esa actitud.
Soy consciente de que la mayoría de las veces la primavera tarda en llegar porque la tormenta está dentro de nosotros mismos, en nuestra mente. Si consiguiéramos fijarnos en el momento presente, entrenar nuestra mente en estar atenta en vez de errar continuamente, entonces podríamos hasta encontrar comodidad en la incomodidad y disfrutar incluso de un día de lluvia.
¿Cómo mejoraría la vida si aprendemos a vivir el “aquí y ahora” correcto?
Cuando nos entregamos al “ahora” equivocado perdemos contacto con la realidad y alimentamos la inquietud, el miedo y la ansiedad. Y lo hacemos cada vez que en vez de dedicarnos a una tarea específica ya estamos pensando en cómo solucionar todas las restantes tareas del día. Lo hacemos cada vez que estamos hablando con alguien pero nuestra mente no está escuchando de verdad porque está planificando el resto del día.
Mientras reflexiono sobre todo esto vuelvo a conectar con mi respiración, notando como cada vez que inspiro y espiro me voy relajando cada vez más. Vuelvo a centrarme en las sensaciones de mi cuerpo, en la sensación agradable de calor del sol sobre mi piel. En el perfume intenso de azahar, en el sonido de los pájaros. Levanto la cabeza hacia arriba y puedo ver como las nubes, igual que mis pensamientos, pasan rápidas y se van, transportadas por el viento.
Vuelvo a mirar en frente de mi ventana, hacia mi árbol y le sonrío: hoy quiero ser como tú, disfrutar de este día de primavera y dejar que flores aparezcan, sin esfuerzo, sin preocuparme por nada. Vive el momento.
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|Fotografía principal: Biegun Wschodni|