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El éxito: ¿puede llegar a ser un problema?
Llevo dos temporadas trabajando en un proyecto precioso con mujeres principalmente de entornos rurales y no paro de aprender de ellas. El proyecto consiste en “empoderar” a las mujeres, es decir, acompañarlas a que se hagan conscientes de sus posibilidades, crean en ellas mismas y no se autolimiten. El objetivo es que tomen las riendas de su vida ampliando su autoconocimiento y confianza. Y me he encontrado que en bastantes ocasiones se preguntan: “El éxito: ¿puede llegar a ser un problema?».
En el programa formativo que desarrollo ellas exponen los miedos que las frenan para conseguir sus objetivos y, en más de un grupo, el éxito aparece como un freno al que enfrentarse y superar. Parece contradictorio, ¿verdad? Pero si te paras a pensarlo no lo es. De hecho creo que llevan mucha razón ya que en ocasiones cuando –¡por fin!– conseguimos el objetivo deseado, o nos reconocen un proyecto en el que hemos trabajado duro y empezamos a saborear las mieles del éxito, el ego se nos despista y nos genera problemas a la hora de gestionar la nueva situación. Ellas son muy conscientes y me encanta.
Seguramente, tras un éxito de los de verdad, de los que mucha gente se entera, aparecerán a tu alrededor personas que en otros momentos te habían ignorado. De repente comienzan a valorarte, adularte y ponerse a tu disposición. Eso te hará sentir que repentinamente el mundo se ha puesto a tus pies. ¡Cuidado! El fantasma de la prepotencia puede estar acechándote y tus actitudes con respecto a los te han seguido en tu camino y no han llegado a conseguir lo mismo que tú pueden convertirse en tiranía o desprecio. ¿Te suena?
Es normal y muy humano que nos guste “dejarnos querer”, sólo me gustaría advertirte de que si llega ese momento tengas cuidado y pongas límites, para saber discernir entre la sinceridad y la hipocresía de los “nuevos y aduladores amigos”. De lo contrario, puedes correr el riesgo de volverte dependiente de esa pleitesía y que se convierta en una necesidad. Nuevamente: ¡cuidado! Tu ego está actuando por ti.
Y claro, en el camino quizás no te des cuenta de que, con tanto halago, tantas felicitaciones y, probablemente, un aumento de tu vida social, estás dejando algo abandonadas tus obligaciones, pensando que ya es imposible retroceder en el camino del éxito.
No olvides nunca quién eres, de dónde vienes y lo que te ha costado llegar hasta dónde estás. Renunciar a tu propia identidad cuando tienes éxito e intentar convertirte en otra persona suele ser contraproducente y puede arrastrarte hacia el fracaso más rápido de lo que te ha costado llegar a la cima.
Hay una receta infalible que además es mi favorita: practica el Agradecimiento. No te permitas desligarte de las personas que te han apoyado por el camino y reconoce y valora que ellos son parte de tu éxito, que sin su apoyo las cosas habrían sido diferentes.
No pierdas de vista estas premisas, disfruta del momento y ponte las pilas, porque el mundo no para.