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El malestar emocional de nuestros mayores también es maltrato
En España, hasta hace muy pocos años, las personas mayores solían quedarse con los descendientes (bueno, en la mayoría de los casos, con las hijas) cuando llegaban a una edad en la que empezaban a tener dificultades para vivir de forma independiente. Normalmente, esas dificultades eran físicas y, a pesar de que las emocionales no se tenían muy en cuenta, con la llegada de la abuela o el abuelo a casa, esas necesidades emocionales también se cubrían con todas las atenciones que recibían al ser parte del núcleo familiar. Hoy quiero reflexionar con vosotros sobre el “malestar emocional” de nuestros mayores. ¿Creéis que les estamos tratando como merecen?
El pasado día 15 de junio se conmemoraba el “Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”. Ya me parece terrible que haya una efeméride así en nuestro calendario, supone que algo, como sociedad, no estamos haciendo bien. No se me ocurre mejor forma de “celebrarla” que reflexionando sobre la situación de nuestros abuelos y abuelas. ¿Atendemos todas sus necesidades? Las físicas y las emocionales.
Personalmente, desde que tengo uso de razón, recuerdo que en la casa familiar, además de padre, madre y dos hijas, han vivido también mis dos abuelas, un par de tíos solteros, en épocas puntuales, y una tía viuda, en algunos momentos difíciles para ella… Mi madre era algo así como “los servicios sociales de la familia”.
Aunque todo eso ha cambiado. En la actualidad, esas personas de generosidad sin parangón que han cuidado de toda la familia, se enfrentan a situaciones que nunca hubieran imaginado y, por supuesto, no merecen.
Llevábamos un tiempo escuchando noticias terribles sobre personas mayores que se quedan solas y no tienen ningún apoyo familiar ni social, que acaban encontrando sus cuerpos sin vida en sus viviendas después de meses, en el mejor de los casos, e incluso años, después de haber fallecido. ¡No puedo imaginar peor final para una vida!
La soledad y la ausencia de cariño son los grandes enemigos de las personas mayores, unos temas que han quedado de manifiesto en los meses que acabamos de vivir, con la pandemia del coronavirus, que los ha aislado y apartado aún más.
La sociedad ha evolucionado mucho desde que lo normal era que los abuelos y abuelas compartieran hogar con sus descendientes. Hoy, las personas mayores, ya sea aisladas en sus domicilios o en algunas residencias, están viviendo probablemente los momentos más duros de su vida. No están pudiendo tener contacto con las personas a las que quieren y la soledad y la tristeza que esta situación les produce les apaga las ganas de vivir.
¡Qué injusto! Después de todo lo que han pasado esas generaciones, que a estas alturas de sus vidas tengan que enfrentarse a algo así.