Entrenar la felicidad

Desde que aprendí a escribir me encanta tener un diario. Cuando era pequeña iba simplemente apuntando lo que me pasaba cada día;  poco a poco, mientras iba creciendo, se convirtió en una libreta donde iba apuntando pensamientos, sensaciones, frases e ideas.

Cuando me siento nostálgica me gusta escoger un diario al azar y leerlo… Siempre tengo la sensación de que en ello puedo encontrar todas las respuestas.  Hoy ha sido un día de esos días.

Esta mañana, mientras desayunaba en mi cafetería preferida, me puse a echar un vistazo a un viejo diario de hace unos años. Me llamaron la atención unas frases que apunté después de ver la película  “El lado bueno de las cosas”, de David O. Russell:

“El mundo te romperá el corazón de todas las formas imaginables. Eso está garantizado y yo no puedo explicarlo, como tampoco la locura que llevo dentro, ni la locura que llevan los demás. La vida nunca es justa pero debes afrontar los golpes y seguir adelante. Y cuando tengas el corazón roto tendrás que volver a construirlo y, no solo eso, tendrás que volver a confiar y esta es la parte más difícil. A pesar de todo esto, aunque la vida rompa todas tus ilusiones debes seguir soñando, ¿sabes por qué? Porque si no te ilusionas, porque si no sueñas, porque si no amas ¿qué clase de vida estarás viviendo? ¿para qué quieres una vida si no la estás aprovechando? No se puede vivir con miedo toda la vida. La vida es así: te caes, te levantas y te vuelves a caer. Pero, si ni siquiera te mueves por temor a caerte, en realidad, ya te has hundido.”

[bctt tweet=»La vida es caer, y levantarse, y volver a caer. Y la #felicidad una actitud. #coaching» username=»FedericaCoach»]

Después de leerlas me quedé unos minutos en silencio, con los ojos cerrados, sintiendo los rayos del sol calentar mi rostro y reflexionando sobre su significado. ¡Qué gran verdad!

Las palabras que escribí son ciertas. El mundo es capaz de rompernos el corazón de muchas formas: a través de las personas o de los acontecimientos que a veces parecen tan crueles. En esos momentos parece que la vida nos da un empujón y caemos con la cara en el barro.

Mientras reflexionaba acerca de mis caídas y del increíble bricolaje que he aprendido a hacer con los pedazos de mi corazón, abrí los ojos y me puse a mirar a mí alrededor.

Unas adolescentes hablaban delante de un escaparate…transmitían alegría, curiosidad por todo lo que las rodeaba y por una vida aún por descubrir.

Una madre abrazaba tiernamente a su hijo entre sus brazos y parecía haberse olvidado del mundo a su alrededor.

Dos estudiantes, sentados en la mesa de al lado, hablaban sobre grandes proyectos y viajes.

Las palabras escritas en mi diario empezaron a caer delicadamente encima de mi corazón, como copos de nieve, recordándome que, en el fondo, todos estamos en el mismo barco, unidos por los mismos miedos y empujados por el mismo deseo de felicidad.

Pero ¿qué es la felicidad?

¿Quizás sea algo que nos pasa por casualidad? O ¿a lo mejor es una condición que está fuera de nuestro control y que toca como un premio de lotería?

¡No! La felicidad no es esto. Mientras miraba a las personas que poco a poco llenaban las calles, me acordé de cuando, hace seis años, hice una promesa a mí misma: “Hoy elijo ser feliz, ¡pase lo que pase!”

Personalmente creo que la felicidad es una elección. Pienso que en el fondo no es nada más que el saber elegir una determinada actitud ante la vida, que por un lado nos hace disfrutar de las pequeñas y grandes cosas y, por otro, nos ayuda a encontrar la fuerza de levantarnos de nuestras caídas, de limpiarnos la cara de barro y de  volver a tener confianza  en los demás y en la vida misma.

¿Cómo hacer para tener la actitud de la felicidad?

Simplemente eligiendo pensamientos que nos hagan felices, que nos animen, que nos generen ilusión, dejando ir todos los pensamientos que nos hunden, que nos hacen sufrir y hacen sentir inseguros.

Elegir los pensamientos no es nada más que una habilidad, y como todas habilidades podemos entrenarnos en ella hasta aprender a hacerlo de manera natural.

¿Y cómo entrenamos la felicidad?

Empezando a identificar todos esos pensamientos negativos que a menudo nos atrapan en un bucle que parece no tener salida. Pero sí que la tiene. ¡Nunca me cansaré de repetirlo! Si hay una cosa que podemos  controlar son nuestros propios pensamientos, porque somos nosotros los que los creamos.

Así que empieza a fijarte en qué tipo de pensamientos tienes y, cuando te des cuenta de que no te gustan, entrénate en cambiarlos por los que realmente te gustaría tener.

Mientras cerraba mi diario, me fijé en la última frase: “Si alguien entrara en tu casa y ensuciara las paredes  ¿le dejarías? No, por supuesto que no. Lo más seguro es que volverías a pintarlas. Entonces, ¿porque dejas pensamientos negativos en tu mente?”

Así que empieza a entrenarte a ser feliz transformándote en el guardián de tu propia mente.

federica1

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