“Estoy parado” y otras frases asesinas en outplacement

En outplacement o acompañamiento de personas desempleadas o en cambio profesional se oye demasiado a menudo todavía una frase asesina: “estoy parado”, a la que sólo supera en efectos negativos sobre la persona que lo dice otra frase peor: soy un parado. Venga, vale, o “estoy parada” o “soy una parada”, que no quiero entrar en la polémica del sexismo lingüístico. Pero es que en esto no hay distinción de género: hombres y mujeres sucumben igual al poder del lenguaje y los pensamientos.

Apenas empiezo el segundo párrafo y ya me estoy imaginando a algunas personas, de mi entorno muy cercano sin ir más lejos, que me dicen: qué tendrá que ver cómo lo diga, no tengo trabajo y punto. Y puede que tengan algo de razón, sólo que decirlo en primera persona del presente de indicativo, y mucho peor desde el verbo ser, condiciona anímicamente mal al todopoderoso subconsciente y además no ayuda nada. Y digo yo, ¿qué necesidad hay de eso?

En temas de búsqueda de empleo o cambio de profesión, especialmente en situaciones sobrevenidas que no eliges, el componente emocional es tan alto… Perdón, perdón. Empiezo de nuevo…

En cualquier cambio que afrontamos, y afrontamos un montón de ellos constantemente, el componente emocional es tan importante… Vaya, otra vez. Disculpa de nuevo. Empiezo una vez más.

El componente emocional influye de forma decisiva en nuestras conductas, en nuestra autoestima, nuestras decisiones, en la forma en la que afrontamos los cambios, en nuestra actitud, en la construcción de opiniones y creencias, etc., etc., etc. Así que aprender y entrenar una buena gestión de nuestras emociones resulta indispensable, especialmente en las situaciones complicadas. La ansiedad, el miedo, la incertidumbre, el enfado, la falta de confianza… también se gestionan. Y esto me lleva al tema que quería compartir en este post: la importancia de la gestión emocional cuando nos atropella la temida situación del desempleo. Ahí quería llegar yo.

Gestión emocional en Outplacement

El outplacement ha tomado mucha fuerza en los últimos años como un servicio cada vez más común que contratan las personas para conseguir un cambio laboral o  simplemente un trabajo, o que contratan las compañías para gestionar mejor y de forma más humana situaciones de gestión que requieren despidos.

A medida que la sociedad y los profesionales de casi todos los ámbitos dan pruebas de cómo influye el componente emocional en el desarrollo de las personas y por tanto en su sensación de éxito, éste cobra relevancia a nivel de metodología, y el outplacement no podía ser menos. No sólo eso. Quizás sea el acompañamiento a las personas en ese momento de sus vidas uno de los servicios en los que más importancia cobra una adecuada guía en la gestión emocional, y decir “estoy en paro” es de los primeros hábitos que hay que romper. Ese y otras muchas creencias que nos limitan y no sirven para nada: del paro no se sale; ya nunca voy a volver a encontrar un buen trabajo; después de los cuarenta estás laboralmente muerto; la experiencia no sirve de nada; y así una larga lista de pequeñas conclusiones que lo único que consiguen es predisponernos mal, empeorar nuestra autoestima y limitar nuestras capacidades.

exit

Por eso la fusión de las herramientas del coaching personal con las técnicas de coaching ejecutivo y concretamente las de outplacement, es una receta de esas con ingredientes que deberían haber nacido juntos, como el huevo y las patatas.

En esta particular receta, el primer paso de nuestra tortilla de patatas sería trabajar primero con la persona, para garantizar su adecuada disposición emocional, asegurar que avanza sin cargas, sin creencias limitadoras, hasta  ver el cambio como una oportunidad y no como una amenaza, y potenciando objetivos claros desde el autoconocimiento consciente para establecer planes de acción realistas. Porque lo de preparar un buen perfil de Linkedin, un buen currículum, entrenar competencias en entrevista o hacer un buen seguimiento de posiciones o preparar una buena negociación, y otras cosas también importantes, se hace con mucha más eficacia cuando el primer paso de la receta está horneado.

Y esto de la adecuada gestión emocional como primer paso, lo llevas al ámbito de la educación primaria y tal cual. Es mi opinión. Os dejo aquí una interesantísima entrevista en esta línea, a personas que trabajan desde esta certeza.

¿Cómo quieres empezar ese cambio que persigues? 

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La foto destacada y la interior de este post son imágenes de Pexels.