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Éxito: pensar en grande y actuar en pequeño
No me gusta demasiado la palabra éxito. Creo que la hemos contaminado a fuerza de generalizar y asociar su significado a un concepto de éxito con el que no estoy de acuerdo. Para mí el éxito es ser feliz con lo que hago y poder ganarme la vida, sin más expectativas que ser mejor persona cada día. Y punto. Pero bueno, la forma de pensar que propongo en este post le sirve también a los que consideran el éxito en esa otra versión que incluye de forma destacada el reconocimiento de los demás.
Sea como sea tu concepto de éxito, te propongo aquí para alcanzarlo un enfoque bastante simplista, pero eficaz, cuya definición ha ocupado a otros muchos profesionales del apoyo personal: pensar en grande y actuar en pequeño.
Pensar en grande
Cuando te decidas a dar forma a tus proyectos, a tus deseos, piensa en grande, sin duda ninguna. Cuando te pongas a pensar en eso quieres conseguir, o aquello en lo que tener éxito, no te pongas límites.
Pensando en grande se enciende la creatividad con lluvias de ideas, a veces muy locas, que te sugieres a ti mismo o te sugieren los demás cuando te aventuras a dar forma a tu objetivo. En esta fase del pensamiento creativo es donde debería salir ese niño que todos llevamos dentro y que cree que todo es posible. Las ideas más altruistas, las expectativas más altas, los ideales más grandes tienen cabida ahora. Deben tener cabida ahora. Haz que tengan cabida ahora.
Pensar en grande es soñar sin medida, desear sin límite. ¿Qué quieres conseguir? ¿Dónde quieres llegar? ¿Dónde y de qué quieres trabajar? ¿Qué versión de ti mismo quieres mostrar a todos?
En los talleres de gestión emocional que celebro periódicamente en nuestro centro, suelo usar una herramienta que empieza por pedir a las personas que traigan escritos cincuenta deseos. Es casi imposible que todas las personas los traigan todos. En las primeras ediciones pedía cien y me di por vencida. Lo cierto es que nos cuesta mucho desear, cuando el deseo es el mejor camino a nuestra fuerza interior. ¿Te animas a escribir tus deseos?
[bctt tweet=»Conocer tus #deseos es el mejor camino a tu fuerza interior #coaching #autoconocimiento» username=»lola_pelayo»]
Actuar en pequeño
Tan importante como pensar en grande y ser capaz de permitirnos dar rienda suelta a nuestros ideales, es decidir parar de soñar y empezar a actuar. Dicho así parece poca cosa, pero realmente es de los pasos más importantes en cualquier proyecto: saber cuándo podemos dejar de planificar, preparar y pensar, y ponernos a hacer.
Así que una vez que hayas pensando en grande, es hora de dar detalle a eso que estás soñando, o si son varias cosas, es hora de ponerlas en orden. Unas irán antes que otras. Es como tu particular hoja de ruta. Porque tienes que elegir una. La primera. No puedes hacerlo todo a la vez. ¿Por dónde vas a empezar? ¿Tienes ya un destino claro al que quieres llegar?
Es el momento de centrarte en lo pequeño y actuar. Con realismo. No tenemos recursos infinitos, ni todas las posibilidades son igual de halagüeñas. Por eso necesitamos una dosis suficiente, sin pasarse, de realismo y un mucho de constancia. Así podremos llegar a donde sea necesario. A la luna incluso. Pero si realmente lo que quieres es ir a la luna, ¿vas a mandar ya hoy tu currículum a la NASA? Pues no. Pues eso.
Para empezar a andar, para empezar a actuar y avanzar hacia tus objetivos, para tener éxito, hay tres claves más muy básicas:
- ponte metas realistas, concretas, que aterricen tus deseos.
- pon fecha a las tareas
- y empieza
Tener claro lo que quieres es a tu éxito como el diagnóstico a la enfermedad: la mitad del camino. Para las empresas y para las personas. ¿Tienes claro lo que quieres?
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