Inexpertos digitales ante la muerte

Hace una semana murió un amigo. Demasiado joven para morir. Demasiado jóvenes su mujer y sus hijos para enfrentarse a su muerte. Demasiado dolor acumulado en la misma familia. Demasiado.

Por avatares del destino, la muerte de mi amigo no ha sido la única que he vivido de cerca en mi entorno en estas últimas semanas. Otros tres casos, no tan sorprendentes básicamente por la edad, me han hecho pensar un poco más de lo normal este mes en cómo nos morimos hoy en día. Y muy especialmente en cómo morimos en las redes digitales. Y he llegado a una conclusión: la sociedad moderna que hemos construido entre todos tiene una deuda pendiente con la muerte, más concretamente con la forma de morir.

Los avances tecnológicos han modificado bastante la forma en la que morimos, tanto en el plano biológico como en el plano social.

Lo injusto de tener que decidir

En lo que a la biología se refiere cada vez es más difícil morir. Los avances de la ciencia consiguen mantener el hilo de la vida hasta extremos casi insoportables, y muy frecuentemente las familias tienes que ejercer el trabajo de las Moiras, esas inquietantes mujeres de la mitología griega encargadas de hilar y cortar el hilo de la vida de nuestros seres queridos. Ahora lo llamamos sedación o desconexión. A mí siempre me parece muy injusto, y de verdad que no se me ocurre alternativa. La deuda pendiente de la sociedad madura en este plano biológico tiene difícil solución.

Por otro lado, en el plano social la muerte nos enfrenta según lo veo yo a dos paradojas principales. Una es el mantenimiento de costumbres un tanto incomprensibles para mí como el velatorio de veinticuatro horas en los tanatorios, algo que choca de frente con esa misma ciencia que nos mantiene vivos hasta más allá de lo posible. ¿Qué esperamos en esas veinticuatro horas?

La otra paradoja es la muerte digital, que además me parece la que más reflexión social necesita. Somos unos inexpertos bebés digitales ante la muerte. No sabemos muy bien qué hacer con los perfiles públicos por ejemplo de Facebook, Twitter o Linkedin de nuestros seres queridos que fallecen, y esto genera situaciones más singulares cuanto más activa era en las redes sociales la persona que se va. Es el caso de mi amigo, un “disfrutón” nato de la vida compartida, una persona grande que generaba grandes sentimientos en sus amigos, también en las redes. ¿Y ahora qué?

El trágico proceso de decirle adiós ha tenido una escenificación digital bonita y emotiva. Desde los mensajes de ánimo en su muro mientras las Moiras andaban intentando cortar su poderoso hilo de vida, hasta los mensajes de despedida y público reconocimiento a la enorme huella que ha dejado. Todo lo estamos compartiendo en su perfil de Facebook.

¿Cómo gestionan las redes digitales el proceso de duelo de sus usuarios?

En esta primera fase del proceso de duelo, lo que mantiene vivo su perfil es la resistencia a cambiar el estado de las cosas y mantener nuestro status quo como una forma de negación. Su viuda, mi amiga, así lo quiere y lo alimenta, en un ejercicio literal de amor incondicional más allá de la muerte. Pero el proceso de duelo debe avanzar. Las redes deben facilitar a las personas poder evolucionar de forma ecológica hacia la asimilación y aceptación, y para eso hay que pasar por las fases anteriores: enfado o ira, negociación, angustia… Cuánto por pasar. ¿Está Facebook preparado para eso? Y sobre todo: ¿Cómo y cuándo se decide congelar o borrar los perfiles en las redes sociales de aquellos a los que amamos y ya no están físicamente con nosotros?

Otra vez una de esas causalidades que no casualidades que nos orientan en la vida me ha traído a mi perfil de Twitter lo que podría ser una respuesta social a esta cuenta pendiente: Alife.

alife

Alife es una red que acaba de nacer y que se dedica específicamente a esto, a ofrecer a las personas un lugar en las redes donde mantener y recordar a los seres queridos también en el plano digital que se ha instalado sólidamente en nuestras vidas.

 ¿Está la sociedad moderna madurando ante la muerte? No sabría decirlo. Lo que sí sé es que parece una buena oportunidad para que las personas que están viviendo en estos momentos trances como el de mi amiga puedan avanzar, también en lo digital, en sus procesos de duelo.

Para todo lo demás aquí estamos su familia y amigos.