La igualdad es cosa de todos y todas

Es verdad, absolutamente verdad, eso que decimos cuando terminamos una formación quienes nos dedicamos a esta reconfortante profesión: aprendemos mucho más que enseñamos, y sobre todo, constatamos muchas veces certezas que son verdaderos timones de vida, como que la igualdad es cosa de todos y todas.

Acabamos de culminar una nueva propuesta formativa diseñada y desarrollada para Cooperativas Agro-alimentarias de Andalucía. Ha sido una formación online de 20 horas para la Sensibilización en Igualdad de Oportunidades, basada en la inteligencia emocional y la necesaria acción empresarial. Nuestro objetivo, el de siempre: movilizar conductas individuales que transformen de forma colectiva el mundo y construyan una sociedad más igualitaria, más justa y más sostenible.

Por eso, empezamos compartiendo qué es una creencia y cómo llega a dominar nuestras conductas. También, cómo esas creencias, que ni siquiera recordamos que tenemos, se convierten en poderosos frenos o inestimables aceleradores de los cambios sociales cuando la comparten muchas personas. Nos adentramos así en los pilares de la inteligencia emocional, esa habilidad humana capaz de identificar los pensamientos que no nos apoyan y cambiarlos.

Reflexionamos después en grupo que las palabras que decimos y cómo las decimos, importa; cómo el lenguaje, cuando es inclusivo, puede cambiar la realidad, y cómo la comunicación de las organizaciones y sus mensajes pueden derribar muros de desigualdad o levantarlos aún más altos.

Recorrimos la evolución legislativa y social de la igualdad como aspiración social colectiva, y nos asomamos a los movimientos internacionales que impulsan la participación de las personas y de las empresas en la solución de retos mundiales como la Igualdad de Género. Qué es un plan de igualdad y para que sirve. Quién participa en la construcción de esos planes. Y cómo planificar lo que queremos conseguir. Todo, para acabar tomando conciencia de forma muy vivencial que el cambio depende de lo que cada uno de nosotros y cada una de nosotras haga. Y hacer, es un verbo de acción.

Durante dos semanas, hemos compartido varias tardes con más de veinte personas de distintas ocupaciones, distintas formas de ser, distintas formaciones académicas y distintas realidades, algunas incluso de distintas provincias. Posiblemente –que eso se nota– algunas de estas personas llegaron a la primera sesión formativa recelosas con los nuevos medios tecnológicos que lidiar y con la utilidad de los contenidos que iban a escuchar. Pero hemos acabado como un grupo motivado y convencido de que todas y todos somos parte de la solución de la misma forma que somos parte del problema. La cuestión es decidir, con hechos, en qué lado queremos estar.

El objetivo de esta formación era sensibilizar en igualdad para encender la proactividad de personas y empresas, y motivar actitudes y acciones de transformación social real desde un sector tan importante para nuestra sociedad como es el agroalimentario. Y siento que lo hemos conseguido. Porque estoy tremendamente orgullosa de las propuestas de acción que han salido de los trabajos en grupo. Pero sobre todo, me quedo con todo lo que he aprendido de ellos y de ellas, cuya actitud e implicación me ilusiona aún más para pensar que la sociedad va a mejorar sí o sí. La palabra, y sobre todo la palabra escrita, crea realidad.

Esta formación es, además, una más de las acciones que organiza la institución que ha reunido este grupo, Cooperativas Agro-alimentarias, para impulsar la sostenibilidad de su sector, promoviendo la igualdad de oportunidades, el relevo generacional efectivo y las mejores prácticas sostenibles de todos sus colectivos asociados y todo su personal. Más razones para la esperanza.

A todas. A todos. Un millón de gracias. Nos vemos en la vida, seguro.