La meta motivadora y siete pasos para definirla

“Una meta es un sueño con fecha de entrega”. Esta frase es de Napoleon Hill, un escritor estadounidense de principios del siglo XX considerado uno de los padres de la literatura de “superación personal”. De todas las aproximaciones que he leído, esta es sin duda una de las que más me gustan, porque evidencia de una forma preciosa algo que muchas otras definiciones tienen que explicar: una meta debe ser deseada. Una meta de éxito, me refiero.

Para mí ésta es la clave de una buena meta: que sea capaz de encender la motivación interna de la persona o personas que la persiguen. Así es que, tanto si es una meta personal o es una meta colectiva, querer alcanzarla es el componente que marca la diferencia entre el éxito y el fracaso. A esto se le llama Voluntad, y es lo que muchas veces obra la magia en las personas.

Leyendo métodos sobre definición de metas, veo que hay mucha literatura sobre las tres preguntas básicas que hacerse para definir y alcanzar un objetivo. Son lógicas: qué quiero conseguir, cómo lo voy a conseguir y cuándo lo quiero conseguir. La meta es el qué, el plan de acción es el cómo y la fecha objetivo es el cuándo. Y está perfecto. Pero yo necesito la pregunta más potente, la que de verdad hace que una meta motive desde dentro, mueva la voluntad de las personas y marque esa diferencia a la que me refería más arriba. ¿PARA QUÉ quieres conseguirla?

Así es que si te haces las preguntas en el orden adecuado, verás que las acciones necesarias para conseguir tu meta y por tanto el plan de acción surge con mayor claridad.

¿Quieres probar?

Poniendo en práctica la teoría: siete pasos con preguntas poderosas
  1. Piensa en algo que quieres conseguir. Defínelo. Escríbelo. Formúlalo en palabras, porque eso te ayuda a crear un compromiso contigo mismo o contigo misma. Da igual el alcance de la meta que escribas. Tanto si es una meta vital como si es una meta para la semana que viene, formula con palabras tu deseo. Acuérdate de la frase con la que comienza este post y escribe tu sueño. Y escríbelo en positivo por favor: tener equilibrio en vez de no perder el equilibrio, o aprobar el examen en vez de no suspenderlo.
  2. Ahora pregúntate, ¿para qué quiero conseguirlo? No te quedes en la superficialidad. Tu Para Qué es lo que más va a mover tu voluntad: ¿Qué conseguirás? ¿De qué te alejarás cuando lo consigas? ¿A qué te acercarás? ¿Cuáles serán los beneficios? ¿Cómo sabré que lo he conseguido? Así lo haces tangible. No pienses demasiado. Escribe.
  3. Es el momento del Cómo. Y aquí no dejes que tus pensamientos te saboteen, no pienses ahora en tu mayor o menor capacidad para conseguirlo, piensa en cómo se consigue lo que quieres. Y de nuevo escribe tus Cómo más espontáneos, los más evidentes para ti, los tuyos.
  4. Hecho eso, y antes de iniciar una relación de tareas que se deriven de tus cómo, piensa en cuándo lo quieres conseguir. ¿Cuál es tu plazo para conseguirlo? Sé realista. De nuevo no te sabotees a ti misma o a ti mismo.
  5. Ahora formula de nuevo tu meta en una sola frase, una que sea motivadora (que contenga tu Para Qué) y alcanzable en el tiempo que deseas. ¿La tienes?
  6. Pues ya sólo te queda hacer un listado de las tareas más concretas que surjan de tus cómo. Pongamos un ejemplo sencillo. Imagina que tu meta es “sacar el carnet de conducir para no depender de autobuses o amigos en mis desplazamientos antes del verano que viene”. Un Cómo sería “Estudiando el libro de circulación” y algunas tareas concreta de ese Cómo serían: comprar el libro, estudiar, hacer muchos test de examen, matricularte en una autoescuela. No te preocupes todavía de ordenarlas. Haz lo mismo con los otros Cómo que hayas escrito. Y entonces sí, una vez que las tengas todas, ordena las tareas. ¿Cuál va primero, cuál depende de otra? ¿Te matriculas en la autoescuela antes de comprar el libro? ¿Los test antes de estudiar o después? ¿Ya las tienes ordenadas? ¡Genial!
  7. Lo último. Ahora ponle fecha a cada tarea. Es el momento de comprometerte. Y una vez más no te sabotees, sé realista. ¿Tienes que revisar y cambiar la fecha que definiste para alcanzar tu objetivo? Hazlo. Recuerda que la meta debe ser alcanzable.

Te habrás comprometido con tu meta y con las tareas que te dirigen a ella en el momento en el que decidas el cuándo. Es el momento de actuar. Tienes el para qué, tienes el qué, tienes las tareas y la fecha de cada una. Cumple contigo y disfruta de la enorme satisfacción que eso produce. ¿Qué más necesitas?

Y nunca olvides que siempre siempre siempre puedes pedir ayuda.

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