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¿Medicarte o escuchar las señales de tu cuerpo? Mírate por dentro y aprende más sobre ti
Cuando sientes malestar general, no hablamos de enfermedades importantes que limitan tu día a día, sino de pequeñas señales de que tu cuerpo no está del todo bien. ¿Optas por medicarte o escuchar las señales de tu cuerpo? Vamos a animarte a que te mires por dentro y aprendas más sobre ti. Tu cuerpo te habla, óyelo y fortalécete.
En un post anterior, ya os contamos que podemos superar situaciones que, a priori, son adversas, aprendiendo de ellas, convirtiéndonos en una persona resiliente. Ahora queremos que oigas las señales que nos lanza nuestro cuerpo y saquemos provecho de ellas. Vamos a explicarte todo esto con un ejemplo muy claro que, en mayor o menor medida, nos afecta a todos: la astenia primaveral, y que no a todos nos llega al mismo tiempo.
La primavera es esa maravillosa época, al menos para mí, en la que la vida de la plantas empieza a emerger, casi de la nada. Siempre me parece un auténtico milagro ver las ramas sarmentosas de los árboles de hoja caduca llenarse de coloridos “botones” a partir de los cuales, y en apenas unas semanas, se pueblan de hojas, o directamente flores, dependiendo de la especie. ¿No os pasa lo mismo? El inicio de la primavera con sus primeros días de calor me llena de emoción.
Supongo que para las personas que sufren de alergias a los pólenes o al nacimiento de especies de florecillas desconocidas puede ser una pesadilla. Y encima, está eso de la astenia primaveral. Pero, ¿qué es la astenia primaveral?
La astenia es ese estado de cansancio, fatiga, falta de concentración, dolores musculares y de cabeza, vamos, de inapetencia general (y general es ¡general!) que nos invade cuando empieza esta época del año que se supone magnífica ya que salimos de la oscuridad para alcanzar la luz… Bien, pues según los expertos, ese es parte del “problema”.
Al comenzar a tener más horas de luz solar, incrementadas de golpe por el cambio horario que organizamos, el cuerpo se “desconcierta” o, como dirían los biólogos, sufre un trastorno del ritmo circadiano (del latín circa «cerca«, y dies: “día«) que tiene que ver con la regulación interna de nuestro cuerpo a los ciclos de luz y temperatura. Y como la primavera es también época de grandes fluctuaciones en las temperaturas, ahí tenemos el cóctel perfecto para que nuestro cuerpo se altere y se venga abajo.
Aunque su prevención es difícil, entre otras cosas porque no tenemos certeza del momento exacto de su aparición y, a pesar de que hay mucha gente que va al médico a pedir química para no sentir los síntomas, NO es una enfermedad, y NO necesita medicación. En general, se supera en unos 10 o 20 días, dependiendo de la persona. ¿Seguro que nunca te has planteado medicarte ante estos síntomas de decaimiento o agotamiento puntual?
No silencies las señales de tu cuerpo con medicina: practica el autoconocimiento
Todo lo dicho hasta aquí es objetivo, aunque ¿podemos ponerle un poquito de emoción, de humanismo a la primavera y sus síntomas? Claro que podemos: todos esos síntomas que nos afectan, en general para mal, pueden ser una oportunidad para aprender de nosotros mismos. Podemos convertirlo en un reto para crecer y obtener más autoconocimiento. Seguramente pocas veces has evitado medicarte en lugar de escuchar las señales que tu cuerpo te envía. Esa es mi propuesta en este post.
Ya conocemos los porqués físicos del decaimiento que nos provoca la primavera. Ahora podemos plantearnos cuáles son los porqués emocionales. Me refiero a que si ya tienes un nivel de autoconocimiento razonable y sabes las emociones que te invaden en ciertos momentos, la primavera y su astenia, pueden ser una gran oportunidad para seguir avanzando en esa línea y, cuando empieces a sentir los síntomas, te mires hacia dentro y busques qué emociones sientes y qué información te traen. Y si no lo tienes el nivel de conocimiento suficiente, puede ser el momento de empezar a practicar. Piensa.
Las emociones como fuentes de autoconocimiento: aprovecha tus “bajones” para mirarte por dentro
¿Quizás hay algo de enfado debajo de ese “cansancio” porque sientes que alguien no te respeta lo suficiente? ¿O tristeza porque sabes que esa relación que terminó hace meses, no se va a volver a retomar porque tú lo has decidido? La tristeza es una emoción magnífica porque hace de “escoba”. Muchas veces la sentimos cuando se ha “barrido” la culpa o el resentimiento que hemos podido sentir hacia algo o alguien.
¿Realmente tu mal humor es por la humillación que ha sentido tu compañera de trabajo por la bronca del jefe delante de todos o es asco, rechazo por la situación que se genera en la oficina?
¿Sientes miedo por el nuevo reto que te estás planteando a futuro y al no saber muy bien cómo abordarlo lo manifiestas con indiferencia y desinterés? Quizás este sea un buen momento para pasar a la acción. También puede que sientas alegría porque tus planes empiezan a tomar forma ¡disfrútalo! O quizás aún recuerdes la sorpresa que has sentido cuando ¡al fin! te has atrevido a abrirte con esa persona, con la que tenías una charla pendiente y te sentías incapaz.
¡No pierdas la oportunidad! Crece, Aprovecha las épocas de bajón para mirarte por dentro y aprender más sobre ti, eso será un gran estímulo y hará que tu autoestima se fortalezca.
Una autoestima sana es tu mejor arma en la vida para llegar a conseguir cualquier cambio que necesites. Y hablando de cambios, te traigo un vídeo que me encanta, para que tomes la decisión que tú consideres con respecto a la astenia (o cualquier otra “señal” de tu cuerpo): ir al médico a que te recete algo que te suba el ánimo o, el segundo camino, más “incómodo” eso sí, el de escuchar tus emociones.
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