Metas inteligentes para lograr el éxito

Una meta es algo mucho más importante de lo que parece en nuestras vidas. Sentirnos bien, aprender de lo que vivimos, desarrollarnos y ser de una u otra manera son consecuencias de todas esas experiencias que acumulamos mientras vivimos persiguiendo, consciente o inconscientemente, nuestras metas. 

Tenemos metas de vida, que nos llevan la vida entera como su propio nombre indica, y tenemos metas para dentro de un rato.  Y todas, grandes y pequeñas, conscientes o inconscientes, influyen directamente en las emociones que experimentamos, y, por tanto, en los sentimientos con los que construimos nuestras actitudes.

Así que, vista la importancia, lo ideal sería echarle conciencia a marcarnos metas inteligentes -emocionalmente inteligentes-, que nos aseguren como mínimo que no nos vamos a hacer daño con ellas. Si además aumentamos la probabilidad de éxito, ¡bingo!

Preguntas poderosas para ti mismo o ti misma

Eres una de las personas más importantes de tu vida. Consíderate como tal y recorre el camino que te proponemos de forma muy honesta y poniéndotelo muy fácil, por favor.

Metas inteligentes para lograr el éxito

  1. Marca el rumbo. ¿Qué quieres? Piensa ahora en algo. Pero que sea una. No pretendas ahora conseguirlo todo a la vez. Escríbelo. Construye tu meta con palabras, para generarte ya cierto compromiso. Quizás se parezca todavía mucho a un sueño. No pasa nada. Escribe en positivo y sin negaciones. 
  2. Segundo paso. ¿Para qué quieres conseguirlo? No te tomes esta pregunta a la ligera. Reflexiona. No te quedes en lo evidente. Identificar el ‘para qué’ puede ser lo que más te motive. Así que no dejes de hacerte preguntas en este paso, destila qué significaría para ti conseguir tu meta: ¿qué conseguirás realmente?, ¿de qué te alejarás cuando lo consigas?, ¿a qué te acerca conseguirlo?, ¿cómo sabrás que lo has conseguido?, ¿qué oirás? Escribe. 
  3. Un tercer paso en tu meta. Más preguntas. ¿Cómo lo vas a conseguir? Y no te pongas a recordar todo lo que no se te da bien o todo lo que no crees que puedes. Sólo apunta, de forma espontánea y como si todo fuera posible, cómo se consigue lo que quieres. 
  4. La cuarta pregunta poderosa. ¿Cuándo te gustaría conseguirlo? Sí, ya sé que no tienes todavía claras las tareas que necesitarás hacer. Pero piénsalo antes. Cuándo quieres conseguir eso que estás pensando, y hazlo poniéndotelo fácil. 
  5. Ahora empieza a hacer. El quinto paso es una acción. Compón una frase motivadora con tu meta. Debe incluir el qué quieres y el para qué lo quieres. 
  6. Sexto paso, otra acción. Haz un listado de tareas, lo más concretas posible. Si necesitas inspiración, revisa los ‘cómo’ que escribiste tres pasos más arriba. Y no te pongas pejiguera, que no hace falta que las escribas en orden. Escribe todas las tareas que se te ocurran. Por ejemplo: “aprender italiano para vivir en la Toscana un año”. Hay un ‘cómo’ claro: “estudiando en una academia”, y también hay algunas tareas concretas que surgen de ese cómo: buscar academias de italiano, matricularme en alguna, mirar academias online, pedir referencias… Seguramente preferirás pedir referencias antes de tomar cualquier decisión, así que ordena ahora las tareas que te hayan salido por lógica y por si alguna depende de otra.
  7. El séptimo paso es para comprometerte de verdad. Y eso sólo lo hacemos cuando le ponemos fecha a las cosas. Así que, venga, ponles fecha a las tareas. ¡Y trátate bien! No te comprometas asfixiándote con los plazos, date cierta holgura, la suficiente para verlo posible y verlo relativamente cercano, que eso es lo que más nos motiva.

¡Ea! Pues ya sólo te queda cumplir contigo y tus compromisos. Te va a ayudar la energía natural que eso da desde el principio. Y recuerda una última cosa: siempre puedes pedir ayuda.