Cómo disfrutar cada día, durante 36 años, de tu trabajo: el ejemplo de Paloma Santamaría

Seguro que todos hemos visto y oído la noticia de la jubilación de Paloma Santamaría.  Quizás así solo por el nombre no nos ubiquemos a la primera, aunque si les digo que es la ujier más famosa del Congreso de los Diputados ya se irán centrando. Con el caso que os voy a presentar hoy me gustaría mostraros cómo es posible disfrutar cada día, durante 36 años de servicio, de tu trabajo: el caso de Paloma Santamaría. 

Tras montones de artículos, menciones y entrevistas breves en telediarios en “prime time” de prácticamente todas las televisiones, Paloma se ha hecho famosa en toda España e imagino que la noticia habrá incluso salido de nuestras fronteras.

La primera vez que la vi en un telediario me pregunté ¿cómo la noticia de la jubilación de una ujier del Congreso, que ni es la primera que se jubila, ni la más antigua en su puesto, ha ocupado tan deseado espacio en todos los medios?

Personalmente encontré la respuesta cuando una mañana, mientras desayunaba, la escuché en una entrevista radiofónica en directo.  Escuchándola comprendí porque Paloma era noticia. Paloma es un ejemplo de actitud ante el trabajo y, estoy segura, de que también ante la vida. Admiré la pasión, el orgullo y, a la vez, la humildad que Paloma rebosaba al hablar de los 36 años en “La Casa”, como ella llamaba al Congreso de los Diputados, además de la discreción, imprescindible en su trabajo y comentaba que, a pesar de que siempre están con los diputados, «cuando se ponen a hablar, te retiras dos pasos. Yo oigo, pero no escucho».  

Pero, sobre todo, hablaba con un cariño que la desbordaba de todas las personas con las que ha tratado a diario durante esos 36 años. “Me da igual del grupo que sean, todos tienen sus votantes”.

Paloma ha tenido siempre muy claros los límites, ella no se permitía tutear a los diputados, a pesar de que en algún caso se lo pidieran explícitamente y, argumentaba: “ellos son señorías y hay una raya que no se debe saltar”.

Me emociona muchísimo escuchar testimonios de personas como ella, en una época en la que lo que prima es quejarse de los compañeros o las condiciones de trabajo. Admiro a Paloma por su actitud, lo repito nuevamente, porque necesitamos a personas como ella en todas las empresas, en todos los puestos de trabajo para que la queja deje de instalarse en la vida de tantos trabajadores de este país. Personas que sepan cómo disfrutar de tu trabajo, que respeten a sus compañeros, que valoren sus puestos de trabajo y sean conscientes de la importancia de desarrollarlos con esos valores que Paloma manifiesta y le enorgullecen.

Por eso a Paloma, más allá del homenaje que ya ha recibido, la van a echar de menos TODAS las personas que trabajan en el Congreso de los Diputados, independientemente de la misión que desarrollen.

Y me viene una última reflexión a la cabeza porque Paloma deja entrever una pena que se lleva en el momento de su jubilación. Comenta: “Me hubiera gustado dejar la legislatura abierta, para recibir a los nuevos diputados tras las elecciones del 10 de noviembre”. Y, digo yo, que si “sus señorías” hubieran aprendido algo de Paloma, quizás no se hubieran tenido que celebrar esas elecciones y Paloma se hubiera ido más contenta tras haber recibido a los “nuevos” diputados tras las elecciones del pasado 28 de abril.

Finalizo pues afirmando que, desde el día que escuché a esta gran persona hablando de su experiencia laboral de los últimos 36 años en el Congreso de los Diputados, para mí, SU SEÑORÍA es Paloma Santamaría.

 

Si estás interesado y quieres recibir más artículos desde este blog, suscríbete pinchando aquí.