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Para qué medir y mejorar la RSC de tu empresa
Medir y mejorar la Responsabilidad Social Corporativa o RSC de tu empresa no es algo altruista, no es sólo acción social, no es un gasto a fondo perdido para que te quieran más o te miren mejor, y desde luego no es exclusivo de las grandes empresas. La RSC es el «cómo», es una guía de actuación para hacer más eficaz y rentable todas las operaciones que desarrolla una empresa, en todas las áreas de gestión y en todas sus relaciones internas y externas. Y la revolución social llegará cuando la RSC llegue masivamente a las PYME.
Según el Directorio Central de Empresas de España en el Retrato de las PYME 2015, y con datos de enero de este año, el 95,8% de las empresas españolas son microempresas de menos de 9 trabajadores. El porcentaje se eleva al 99,88% si las contamos dentro del grupo de PYME (de menos de 300 trabajadores). Es además este tipo de empresas el que sostiene la generación de empleo, ya que casi el 70% del total de trabajadores del país están empleados en ellas.
Ya no hacen falta más datos
Ya no hacen falta más datos para justificar la importancia de dotar a este importantísimo segmento de nuestra económica de herramientas de gestión que garanticen su viabilidad sostenible, y de paso su crecimiento responsable en la sociedad que les da sentido.
La Responsabilidad Social Corporativa o RSC es esa eficaz herramienta. Sin embargo la mayoría de los marcos, referencias de RSC y modelos de certificación desarrollados en los últimos años para facilitar su implantación y seguimiento han sido diseñados para las grandes empresas o multinacionales. Y está bien, porque muchas de ellas ya gestionan desde el prisma de la RSC, aunque también es cierto que con mayor o menor sentido y compromiso y todavía en demasiadas ocasiones más como algo que se mide al final del ejercicio que como algo que te orienta los retos al comienzo del mismo. Sea como sea, la herramienta va madurando porque la RSC ha venido a quedarse.
Pero el verdadero reto de la sociedad es llevar la RSC a la microempresa y a la PYME, con recursos, marcos e indicadores que se adecuen a su realidad social, económica y ambiental.
RSC para PYME: 3impact
Ya sea por la importancia que empiezan a dar las Conferencias Internacionales por el Desarrollo mundial al papel de las pequeñas empresas, ya sea por la madurez de la sociedad mercantil o ya sea por moda, empiezan a surgir modelos de RSC más apropiados para las PYME que de verdad la ponen a su alcance. Y para eso nace también el Modelo 3impact, para llevar la responsabilidad social como un mecanismo de gestión y mejora a todo tipo y tamaño de organizaciones.
Primera fase
La primera fase del Modelo 3impact se centra en identificar lo que ya está haciendo la empresa en RSC, muchas veces sin demasiada conciencia y casi siempre resulta ser mucho más de lo que ni siquiera sus propietarios o trabajadores piensan. Es la INMERSIÓN en la RSC como estrategia de gestión, que resulta revelador para los gestores menos familiarizados con este concepto y especialmente orientador para los que ya tienen cierta sensibilidad con las prácticas responsables.
La metodología se basa en identificar los indicadores 3impact mediante entrevistas, dinámicas de equipo, técnicas de investigación social y análisis documental, con trabajadores, proveedores, clientes y otros grupos de interés estratégicos para la empresa en cuestión. El resultado es un diagnóstico inicial de cómo esa empresa se relaciona con sus públicos, y una fotografía fiel de sus niveles de responsabilidad en ocho áreas fundamentales para identificar los principales retos:
- Misión y compromiso corporativo
- Métodos de trabajo y cultura organizacional
- Compromiso con las personas dentro de la organización
- Compromiso con las personas fuera que dependen de la organización
- Gestión económica
- Compromiso con la mejora del entorno social
- Compromiso con la mejora del entorno ambiental
- y Compromiso con la transparencia.
Empresarios y trabajadores se inician así en el conocimiento de la RSC en toda su dimensión. Con dinámicas ágiles y enriquecedoras, reflexionan sobre todas las cuestiones que afectan a la RSC de su empresa, desde el cumplimiento de las normas y legislaciones sociales, laborales y ambientales que le competen, hasta los esfuerzos voluntarios a mayores que hacen en cada una de esas áreas.
Segunda fase
En la segunda fase del Modelo 3impact, si la empresa quiere seguir avanzando, se aborda la creación de la estrategia propia. Para ello se profundiza en la reflexión inicial y se extraen ya los primeros planes de acción realistas y ordenados por prioridad. El objetivo es empezar por los indicadores cuya mejora más impacto positivo van a tener en la empresa, algo que depende lógicamente de su sector, su actividad, su situación, sus recursos, su estructura y su tamaño.
En esta segunda fase de CREACIÓN, las empresas reflexionan y ordenan ideas de forma estructurada y eficaz, independientemente de su tamaño. Pasan a revisión todos los temas sensibles de todas las áreas, entre otros: misión de empresa y compromisos corporativos, estructuras de gobierno, criterios de decisión, códigos éticos y de conducta, políticas retributivas y de evaluación de desempeño, políticas o medidas para facilitar la conciliación familiar, compromiso con la formación continua y sensibilización de la plantilla, criterios de selección de proveedores, canales de comunicación con los clientes, métodos de gestión de emergencias o reclamaciones o accidentes, políticas de mejora y programas de reducción del impacto ambiental, relaciones productivas con la comunidad social, propósito social, participación en asociaciones o colectivos sectoriales, reputación pública y on line, comunicación corporativa, informes públicos… Y todo esto, lejos de generar trabajo, lo facilita y lo hace mucho más eficaz.
La metodología vuelve a basarse en dinámicas ágiles y enriquecedoras y de construcción colectiva que tienen efectos colaterales muy positivos en temas también sensibles para la RSC como son la involucración de los trabajadores, la eficacia de los equipos, la visibilidad pública positiva o la interlocución con los grupos de interés entre otros.
Tercera fase
La tercera fase de REPERCUSIÓN se centra en acompañar la ejecución de los planes de acción dándoles sentido. Y la cuarta fase de MADURACIÓN busca eso, madurar el modelo para hacer a la empresa autónoma y asegurar que la estrategia le sirve para gestionar e incluso para certificar su RSC ante la sociedad.
Y como todo lo que merece la pena, no es un camino inmediato, pero tampoco es un camino largo, porque además ofrece resultados de mejora desde el primer paso. ¿Quieres ponerte en movimiento?
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