Pedir ayuda… ¿qué nos frena a hacerlo?

“Rashid era el menor de los príncipes de Tagtuk, una pequeña región de Oriente. Rashid acostumbraba a dar largos paseos alrededor de palacio, pero ese día fue sorprendido por una tormenta de arena que lo arrastró al espesor del bosque. No le preocupaba, pues su orientación era excelente. Sumido en una lucha constante contra el azote del viento llegó a una pequeña aldea cuyos habitantes, honrados con su presencia, le ofrecieron cobijo, exquisitos manjares y agua. Rashid ignoró aquellos obsequios para continuar su camino, puesto que estaba anocheciendo y su familia estaría preocupada. Caminó seguro de haber escogido la senda correcta. Atravesó un riachuelo, esquivó la densa maleza hasta que, fatigado y sediento, se paró a descansar en una roca. Había caminado tanto que sus zapatos apenas cubrían unos pies repletos de heridas. De repente, un anciano lugareño le sorprendió y se ofreció a llevarlo de vuelta a la aldea, pero Rashid aun confiaba en poder volver solo a palacio y rechazó su ayuda. Mientras, en palacio se organizaba una partida en su búsqueda. El joven príncipe fue hallado tres semanas después, resguardado en el interior de la corteza de un árbol. Rashid había perdido el habla.”

La vida nos pone a prueba constantemente y aunque la mayoría de las veces podemos enfrentarnos a situaciones difíciles con nuestras propias herramientas, después de una tormenta de arena, quizá necesitemos alguien que nos guíe en el camino de vuelta a casa. Y a veces, muchas veces, nos resistimos a pedir ayuda. ¿Qué nos frena?

El orgullo

En la medida que crecemos nos enseñan a valernos por nosotros mismos, a ser independientes, hombres y mujeres capaces. Lamentablemente, esta idea se ha aferrado tanto a nosotros que pedir ayuda se convierte en un atentado contra el propio orgullo, pues no es lo que se espera de nosotros. Nos obliga a reconocer ante los demás que no somos capaces de enfrentar una determinada situación, que no somos lo bastante fuertes o inteligentes, y nada más lejos de la realidad… Crecer no implica desligarse de los demás, al contrario, como animales sociales que somos, necesitamos y somos necesitados. Es en sociedad, en las relaciones con los demás, cuando aprendemos y crecemos, cuando estamos más cerca de alcanzar la mejor versión de nosotros mismos.

La vergüenza

El puesto número 2 en el ranking lo ocupa la vergüenza, esa creencia errónea de que los demás no nos van a entender, que nos ridiculizarán. En definitiva, es el miedo a ser juzgados lo que nos impide pedir ayuda, el miedo a que aquellos a los que queremos dejen de amarnos. ¡Qué equivocados estamos! Cuando exponemos nuestras preocupaciones a aquellos que nos quieren, lejos de dejar de hacerlo, querrán ayudarnos, y con ello, la relación mejorará, el vínculo afectivo existente se verá fortalecido y consolidado. ¿Qué hubiera pasado si el joven príncipe hubiera aceptado la ayuda de los aldeanos? Además de saciar el hambre y la sed, probablemente hubiera conocido otros estilos de vida, incluso podría haber aprendido algo nuevo.

La indefensión aprendida

Por último, y no menos importante, puede que algo o alguien te haya silenciado. Puede que hayas tenido el valor en el pasado de pedir ayuda y hayas sido ignorado, pisado, incomprendido… Como nos negaron la ayuda anteriormente, asumimos que volverán a hacerlo. No obstante, la increíble plasticidad del cerebro permite que, así como hemos aprendido a no pedir ayuda por esta razón, podemos desaprenderlo. Y en este sentido, el problema se presenta como una oportunidad y el pedir ayuda como un acto de valentía y crecimiento personal.

[bctt tweet=»Pedir #ayuda es un acto de valentía que implica tomar conciencia de ti mismo. #coaching #psicología #CrecimientoPersonal» username=»psychommt «]

Y ahora me dirijo a ti que estás leyendo este post. ¡Sí, tú! Si te encuentras en una situación difícil, perdido, sírvete de los que te rodean. Y recuerda, pedir ayuda no es rendirse, es plantarle cara a la vida, quererse a uno mismo y a los demás. Pedir ayuda es un acto de valentía que implica tomar conciencia de nuestros propios límites y aun así, querer superarlos con la ayuda de alguien. Reacciona antes de que tu voz se apague.

maria_sign

La imagen destacada de este post es de Pexels
Si estás interesado y quieres recibir más desde este blog suscríbete pinchando aquí.
Consulta nuestros servicios con coaching e inteligencia emocional aquí y los eventos CpC en este enlace.