Septiembre emocionalmente inteligente o cómo sobrevivir a la vuelta

Septiembre pone a prueba todos los años nuestra inteligencia emocional. La de todos, todos. Incluso si no sois padres de niños en edad escolar -que menudo lío empieza ahora con libros, exámenes, matrículas y uniformes-, e incluso si no os habéis pegado las vacaciones de vuestras vidas -que algunos han desconectado tanto que verás ahora la reconexión-, e incluso si odiáis el calor o no os gusta la playa, en todos los casos septiembre llega cargado de creencias sociales colectivas que condicionan nuestro ánimo y que no siempre tienen que ser ciertas.

Casi todo empieza por el lenguaje. Suele pasar. Ahí están esas típicas frases que nos solemos soltar casi automáticamente unos a otros estos días: “otra vez a la rutina”, “ya se acabó lo bueno”, “volver me mata”, “de aquí a nada ya es Navidad”, “lo voy a tener todo acumulado cuando llegue”, “qué cortos son ya los días, qué pena”, y así muchas más. ¿Te suenan? Pues no te ayudan nada. Ni decirlas ni oirlas.

Hagámonos un favor mutuo todos, dejemos los clichés del final de verano y sustituyámoslos por frases positivas. Y que no estén teñidas de resignación, por favor, como algunas otras, también típicas, que personalmente me inquietan más que las anteriores: “necesito un mes más de vacaciones”, “al menos me he dejado cuatro o cinco días para el invierno”, “tengo el síndrome post-vacacional”. ¡Toma ya, un síndrome y todo!

Pues si quieres no sólo sobrevivir a la vuelta sino además llegar fortalecido, toma nota de estos tres consejos simples pero muy eficaces.

Habla en positivo, ¡aunque no te lo creas!

Nada se acaba, no tiene por qué empezar lo malo; los días cortos no son peores, son distintos y ofrecen otras posibilidades; nadie se muere de volver de las vacaciones…

Procura no alimentar los tópicos y habla con un lenguaje positivo que te permita potenciar también una actitud positiva, incluso si cuando  estás hablando no estás convencido. El subconsciente no tiene sentido del humor, se lo va a creer y se pondrá de tu parte. Eso te da energía, y te abre mucho la visión de todas las alternativas que te brinda esta nueva estación del año.

Recuerda que tu actitud la decides tú, y que si piensas que no, es porque has regalado esa gran capacidad humana que tenemos a otras personas, a las circunstancias o al tiempo. Vete a saber a quién le has dado el poder sobre tu propia vida.

Organízate

Gestiona bien el tiempo ahora que la temida rutina te ayuda. Porque lo cierto es que es mucho más fácil a partir de septiembre encontrar los huecos para tus hobbies, tus ejercicios, o cualquiera de esas actividades que te gustan. Recuerda que lo fácil es olvidarse de uno mismo, porque así tenemos razones para quejarnos, y mira que nos gusta quejarnos, especialmente con esa otra frase odiosa en la que todos caemos: no tengo tiempo. Organízate y encuentra tus momentos.

Planea la próxima escapada

Focalízate en el futuro, y aunque le sigas dando la brasa a los que te rodean con lo bien que te lo pasaste, cuenta también la ilusión que te hace ese fin de semana, próximo o lejano, que ya estás planeando y reservando.

Como diría un amigo mío al que quiero y admiro, “No jodáis el otoño que se acerca” y desde septiembre poneos de vuestra parte.