Una guía para desarrollar tu inteligencia emocional

Fijarnos en las personas que ya tienen una sólida inteligencia emocional es un buen recurso para empezar a cuidar la nuestra, por eso hoy compartimos siete características de la gente inteligente que pueden ser una buena guía para desarrollar tu inteligencia emocional.

Hay mucho que ganar. Las personas emocionalmente inteligentes mantienen el equilibrio en situaciones complejas y se comunican mejor, entre otras muchas ventajas.

Para desarrollarla, debemos tomar una decisión muy racional: la de cuidarnos y atender es parte tan auténtica que es nuestra esencia emocional. Así desarrollamos el autoconocimiento, o sea, el grado de conocimiento que tenemos de nosotras y nosotros mismos. ¿Sabes tú si tienes una buena inteligencia emocional?

Ahora te comparto siete características de las personas con inteligencia emocional para que, honestamente, te preguntes cómo andas en cada una de ellas y te puntúes del 1 al 10. ¡Vamos!

  • Saben reconocer lo que sienten y actúan.

Las personas con inteligencia emocional reconocen bien sus emociones, no las confunden. Además, entienden el mensaje que les traen, y sea agradable o desagradable, se ponen manos a la obra para aprovechar esa información y conseguir sus metas. La acción las diferencia. 

  • Saben comunicar y reconocer lo bueno y lo malo.

Las personas con una sólida inteligencia emocional identifican en sí mismas y en las demás personas tanto fortalezas como debilidades. Y no sólo eso. Saben comunicar o reconocer las dos cosas de forma asertiva, así son capaces de motivar o automotivarse para mejorar apoyándose en las fortalezas. 

  • Su estado de ánimo lo deciden ellas, y valoran lo que tienen.

Las personas con inteligencia emocional saben cambiar la forma en la que miran la vida, y se centran más en lo positivo que en lo negativo. No se enganchan en las comparaciones y son flexibles cambiando la forma de hacer o pensar si no les funciona. No son tan vulnerables a los acontecimientos externos o a los comentarios de las demás personas, su estado de ánimo lo deciden por sí mismas.

  • Conversan de forma productiva y son empáticas.

Las personas con una buena inteligencia emocional también saben reconocer las emociones ajenas, pero no se contagian ni pierden la perspectiva. Por eso ayudan muy bien a quienes lo necesitan, y escuchan genial, sin hacer juicios y entendiendo a la otra persona mucho más allá de lo que dice con palabras.

  • Saben motivar a las demás personas y mantenerse motivadas.

Al trabajar la inteligencia emocional, las personas lideran de forma natural en su entorno, sobre todo porque identifican bien las tareas y los retos que son verdaderamente importantes. Consiguen encender la motivación intrínseca, que es la relacionada con sensaciones íntimas e internas como el logro personal o el autorreconocimiento, y que es la motivación más efectiva y duradera.

  • Atraen y retienen a las personas “vitamina”, y se cuidan.

Las personas que cultivan su propia inteligencia emocional buscan activamente experiencias y actividades que les ofrezcan bienestar, aprendizaje y crecimiento. Así se cuidan. Por la misma razón evitan o se protegen de las personas con conductas tóxicas y se rodean a personas “vitamina”, es decir, gente positiva con las que se sienten bien.

  • Son seguras y confían en sí mismas.

Al desarrollar nuestra inteligencia emocional, elevamos la seguridad en nosotros y nosotras. Por tanto, aumentamos nuestro nivel de autoconfianza. Eso refuerza nuestra autoestima y nos convierte en personas difíciles de ofender y muy valientes para afrontar los cambios con flexibilidad. 

¿Qué puntuación te has dado en cada una? Ordénalas ahora y decide por cuál vas a empezar. Eso va a facilitar seguro que alcances dos aspiraciones básicas que solemos tener: ser felices y conseguir el éxito en lo que nos proponemos. Pues manos a la obra.