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Asertividad y tres hábitos para entrenarnos en ella
Es imposible no comunicar. Esto que me gusta tanto decir es un axioma, o sea, tan evidente que no necesita demostración. La comunicación es imposible de evitar. Prueba si quieres. No comuniques un día, o un rato. ¿Cómo lo harías? ¿Escondiéndote? ¿Y nadie va a interpretar de alguna forma que no estés? Nuestras acciones comunican mensajes sobre nosotros mismos en la misma intensidad que nuestras omisiones.
Comunicamos con nuestras palabras, con nuestros gestos, con nuestras formas de expresarnos, con nuestros silencios, con nuestras miradas, con nuestra forma de vestir, con nuestros gustos musicales, gastronómicos, con todas nuestras conductas, con nuestra presencia y con nuestra ausencia, ¡hasta con nuestro físico! La morfopsicología es un apasionante mundo aparte. Otro día.
Así es que hasta aquí estamos de acuerdo en que los estilos comunicativos nos definen. Los demás nos ven y se hacen una imagen de nosotros según nos comunicamos. Esto nos lleva a la siguiente reflexión: ante algo tan importante que no podemos evitar hacer, ¿somos responsables de cómo nos comunicamos? Pues no sé vosotros, pero a mí me cuesta.
La asertividad es la que más y mejor dota de responsabilidad a nuestra comunicación
De entre todos los estilos comunicativos posibles, el estilo asertivo es el que me parece que más y mejor dota de responsabilidad a nuestra comunicación. Pero, ¿qué es el estilo asertivo?
Una referencia que desde ya te recomiendo “googlear” es Olga Castanyer. Esta psicóloga, autora de libros como La Asertividad: expresión de una sana autoestima, define esta forma de comunicación como “la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sentimientos y opiniones sin dejarse manipular y sin manipular a los demás”. Ahí es nada.
La Asertividad es por tanto una conducta centrada en uno mismo que, lejos de ser egoísta, implica un profundo respeto tanto por nuestro interlocutor como por nosotros mismos. Al mismo nivel. Ahí es nada de nuevo.
Hablar de personas asertivas es hablar de personas con gran libertad de expresión, directas, abiertas, francas, respetables y respetuosas, capaces de comunicarse adecuadamente con todo tipo de receptores. ¿Cómo se consigue esto? Pues si no has nacido con esta rara cualidad de serie, diferenciar la asertividad de otros estilos comunicativos es el mejor primer paso. Personalmente me encanta este enlace de Kliquers, un proyecto divulgativo de apoyo a padres y profesores, donde facilitan claves para identificar los estilos de comunicación básicos y un resumen de técnicas muy interesantes para trabajar la asertividad.
La asertividad se entrena
Lo que yo te propongo aquí son tres hábitos para trabajar contigo mismo tu asertividad.
Conócete un poco más.
Ten a mano el cuadro de los estilos comunicativos, u otro similar que encuentres. Después identifica cada día, al menos durante un par de semanas, una situación de comunicación con otra u otras personas en la que no hayas sido asertivo. Las puedes reconocer fácilmente porque normalmente no te sientes bien con el resultado, aunque ese resultado haya sido positivo. Y en cada situación pregúntate, y escribe (que escribiendo nos hacemos menos trampas) primero ¿qué pensaste? Después con sinceridad escribe ¿qué dijiste? Intenta recordar las palabras exactas o las más parecidas. Y después escribe brevemente ¿qué sentiste? Al final indica si las consecuencias de esa situación fueron positivas, negativas o neutras. Ahora pregúntate, ¿en qué cuadrante del cuadro estabas? Te darás cuenta seguramente ya sobre la marcha cómo podrías haberte comunicado asertivamente. El resultado será un diario emocional muy edificante y revelador para tu autoconocimiento.
Modela a los mejores.
Como durante tu proceso de autoconocimiento estarás con los sentidos muy abiertos a la asertividad, situaciones que antes te pasaban desapercibidas ahora te serán muy evidentes. Así que cuando seas testigo de situaciones en las que identificas una conducta asertiva, fíjate bien en lo que dice la persona, cómo lo dice, y hasta en qué lenguaje no verbal usa. Y modela, copia frases y posturas que te ayudarán a ser asertivo en situaciones parecidas. Otra vez escribirlo, quizás en tu diario emocional, te ayudará a fijarlo e incorporarlo a tus conductas.
Prepara y entrena una técnica asertiva cada semana.
Elígela tú según sean más o menos frecuentes en tu día a día. ¿Cómo encajar y contestar a una crítica o un desacuerdo con tus decisiones u opiniones? ¿Decir sinceramente tu opinión aunque no guste a los demás? ¿Pedir lo que quieres, aunque te pueda parecer egoista, asumiendo que te pueden decir que no? ¿Ceder sin sentirte perdedor? ¿Ganar sin sentirte culpable? Aquí te dejo otro enlace de Aulafacil.com a sumar al de Kliquers para que puedas elegir y preparar las técnicas que quieras entrenar.
Si abordas este viaje, tienes que saber que la asertividad es gratificante, que no gratuita. Ser asertivo implica sobre todo asumir el coste emocional de nuestras conductas. ¿Estás preparado para ser asertivo?
Conoce tus derechos.[vc_video link=»https://youtu.be/8CaSv2ChkPE» ratio=»16-9″]