Claves para la resiliencia

Hace unos días escuché en un noticiario una lista de palabras que, supuestamente, habían sido las más buscadas durante 2016 en internet, y una de ellas fue resiliencia. Por curiosidad miré su significado y descubrí que la RAE la define como la “capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos”.

Sinceramente me sorprendió porque creo que, y aquí expreso mi punto de vista y opinión personal, la resiliencia va un paso más allá de lo que la RAE nos dice. Las personas resilientes no solo se adaptan a las situaciones adversas, sino que, además, saben sacar partido de ellas.

Y ¿cómo se puede sacar partido de una situación adversa? Supongo que para esa pregunta habría tantas respuestas como personas resilientes hay en el mundo. Me explico:

¿Cuál es el proceso de la resiliencia?

Para mí la resiliencia es la capacidad de las personas de superar las situaciones adversas comprendiendo y aprendiendo de ellas y, lo que es más importante, salir fortalecidas para enfrentarse a las nuevas circunstancias que nos encontraremos tras la crisis. Esto es mirar con nuevos enfoques y más recursos.

Ya sé que suena bien como teoría, aunque la práctica es otra cosa y no siempre es un proceso fácil (ni yo he dicho que lo sea).  Lo que sí puedo asegurar es que es posible.

Naturalmente, el proceso será más o menos fácil dependiendo de cosas como nuestras experiencias, nuestros recursos, nuestra actitud ante la vida e incluso nuestras circunstancias personales en el momento de enfrentarnos a ese “agente perturbador” que la RAE nos plantea.

  • Experiencias: Si somos personas activas, que salimos cada mañana de casa a vivir cada momento que el día nos regale, o si somos curiosos y nos interesamos por lo que ocurre a nuestro alrededor no solo como espectadores, tendremos experiencias enriquecedoras. Obviamente nuestra forma de enfrentarnos a los problemas, no será la misma a la de las personas que ponen el piloto automático y, a veces ni se enteran de lo que ocurre a su alrededor.
  • Recursos: Muchas personas han vivido su infancia rodeadas de personas resilientes y eso les permite copiar las actitudes de esas personas cuando lo necesitan, por tanto tienen más disposición a enfrentarse a circunstancias adversas de la forma que vieron y aprendieron. La buena noticia es que la resiliencia también se adquiere, se puede aprender a ser resiliente, eso sí, solo si tú quieres.
  • Actitud ante la vida: Esto es muy importante. Una persona positiva que mira la vida de frente, que acepta y afronta las adversidades analizando pros y contras y actuando en consecuencia, seguramente logrará superar esas adversidades mejor que quien se “estanca”  en los problemas, se autocompadece y se convierte en una víctima para desesperación de quienes la rodean.

¿Cuáles son las claves para la resiliencia?

Las conclusiones que podemos sacar de todo esto, y ahora sí que os hablo desde la experiencia, es que si quieres convertirte en una persona resiliente, te ayudará:

  1. Distinguir lo importante de lo superfluo. En la sociedad eminentemente consumista en la que vivimos, tendemos a ver como grandes problemas cosas que, si recapacitamos, no los son tanto.  Ten claros tus valores, tus prioridades y quizás desaparezcan algunos problemas. 
  2. Confiar en ti: Si conoces tus fortalezas y debilidades podrás apoyarte en ellas en los momentos de crisis. Sí, sí, apoyarte también en tus debilidades, porque en algunas circunstancias se pueden convertir en fortalezas. ¿Cómo? Pues por ejemplo, si la paciencia no es tu fuerte y te gusta obtener resultados rápidos, haz que los problemas se vayan de tu vida lo antes posible.  Esfuérzate y focaliza tu atención en la raíz de lo que está pasando y trabaja desde ahí, verás como todo se acelera.  Aún así recuerda que todo lleva su tiempo, tienes que ser tenaz y no tirar la toalla a la primera de cambio. 
  3. Pedir ayuda si la necesitas. Todos necesitamos ayuda en algunas ocasiones y no siempre tenemos la humildad de reconocerlo.  Seguramente tienes personas a tu alrededor que te quieren y están dispuestas a escucharte y echarte una mano en los momentos difíciles, apóyate en ellas. Seguro que si esas personas te necesitasen a ti, tú también estarías dispuesta a apoyarlas. 
  4. Tener mente abierta y predisposición al cambio. Muchas veces vemos una crisis o un problema donde, si mirásemos desde otra perspectiva, encontraríamos una oportunidad.  Sal de tu zona de confort, sé flexible y descubre las impresionantes ventajas que puede tener ver y hacer las cosas de forma diferente.  Recuerda la frase de Einstein: “Si siempre haces lo mismo, siempre obtendrás los mismos resultados”. 
  5. Utilizar tu creatividad. Cuando creas que tu vida se ha roto en pedazos, y nunca volverá a ser lo mismo, toma distancia, mira uno a uno esos pedazos y recolócalos. Seguro que el resultado no coincide al 100 % con lo que tenías, aunque  quizás te sorprenda y no precisamente para mal. 
  6. Aplicar el sentido del humor. Verás como todo cambia.  Las personas con sentido del humor, que son capaces de reírse de ellas mismas superan los problemas en menor tiempo.  Relativiza, porque nada es eterno e incluso de los momentos difíciles puedes extraer cosas positivas, además,  piensa en lo bueno que te espera cuando superes esos momentos. 
  7. Y, sobre todo, aprender. Escucha lo que está ocurriendo dentro de ti, qué emociones sientes y qué te estan diciendo, qué te estás diciendo tú mismo. Quizás sientes miedo ante una ruptura porque piensas que ya nadie te va a querer o te enfadas cuando alguien critica una actitud tuya;  ¿sientes rechazo ante una persona que piensa distinto a ti? Sé muy honesto a la hora de analizar las situaciones y encontrar respuestas. Ahí está la clave para nuestro autoconocimiento, que es el mejor manual de instrucciones al que podemos recurrir cuando estamos perdidos porque solo nosotros mismos podemos escribirlo a lo largo de nuestra vida.
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