Claves para superar los cambios: Ser zanahoria, huevo o café

¿Cómo actúas ante los reveses que nos presenta la vida? Ante un cambio de estado, tenemos diferentes formas de actuar, que marcarán en qué nos convertiremos y cómo salimos de él. Nuestra actitud importa. Te damos las claves para superar los cambios: Ser zanahoria, huevo o café.

Quiero empezar el artículo de hoy contándote una historia:

“Una chica estaba pasando por un momento muy difícil de su vida. Había perdido su trabajo y su novio la había dejado por otra. Se sentía muy sola y triste, así que un día decidió ir a visitar a su padre, la persona con la que más se sentía entendida.

Su padre era un famoso chef y vivía en otra ciudad, así que la chica cogió el autobús y se fue a verle a su trabajo. Mientras le contaba todos sus problemas y le hablaba acerca de su incapacidad de gestionarlos, el padre cogió tres ollas, llenó cada una de agua y las puso en el fuego. La chica se quedó un poco sorprendida por la actitud del padre pero siguió hablándole, diciéndole lo cansada que estaba de luchar y de lo enfadada que se sentía. Tenía la sensación de que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

El hombre, cuando el agua en las ollas empezó a hervir, cogió una zanahoria, un huevo y unos granos de café y los echó cada uno en una olla. Al cabo de unos minutos apagó el fuego, sacó la zanahoria de la primera olla y la puso en un plato. Hizo lo mismo con el huevo y finalmente vertió el café en una taza. Miró a su hija y le preguntó: – Dime, ¿qué ves?

– Zanahorias, huevos y café – fue la respuesta de su hija. Su padre le hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias. Estaban blandas. Luego le dijo que cogiera el huevo, le sacara la cáscara, y lo tocara también. Estaba duro. Por último, le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma, y entonces preguntó:– ¿Qué significa esto, papá?

Su padre le explicó entonces que los tres elementos se habían enfrentado a la misma adversidad, el agua hirviendo, pero que habían reaccionado de forma muy diferente. La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había vuelto débil, fácil de deshacer. El huevo había llegado al agua frágil, con una cáscara fina protegiéndolo, pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido. El café, sin embargo, había sido especial: después de estar en agua hirviendo, no sólo había cambiado él, sino que había cambiado el agua, se había fundido en su nuevo medio, había aceptado la adversidad, y había dotado al agua de un olor y un sabor distinto, muy agradable y muy especial”.

A veces la vida nos pone adelante situaciones que no nos gustan, que nos obligan a vivir un cambio no deseado en nuestra vida, como si fuera el agua hirviendo del cuento. La mayoría de las veces estas situaciones aparecen de repente, sin preaviso y sin que podamos prepararnos previamente. Ya os habíamos contado que el desarrollo implica siempre una integración del cambio pero cada uno de nosotros reacciona de una manera diferente ante él.

¿Cómo nos transforman las situaciones difíciles?

  1. Zanahoria. Nos convierten en víctimas. Como la zanahoria, existen personas que salen de situaciones difíciles blandas, superan los cambios transformándose en víctimas, dejan de reaccionar de forma funcional y simplemente se dejan arrastrar por la corriente.
  2. Huevo. Perdemos la confianza en los demás. Luego existen personas que son naturalmente muy inocentes, que confían en los demás y en la vida misma y que tienen solo una sutil cáscara que los protege de la realidad. Cuando llega el agua hirviendo (el cambio no deseado) se hacen sólidos, duros, construyendo un verdadero muro entre ellos y los demás. Quizás desde fuera no se note pero estas personas superan los cambios dejando de confiar en los demás, en la vida y a veces en ellos mismos también.
  3. Café. Crecemos y aprendemos. Y finalmente existe otra tipología de personas que consigue transformar un acontecimiento negativo o un cambio inesperado y no deseado en una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, para superar los cambios se convierten en una oportunidad de evolución, en personas nuevas y con más recursos.

El cambio, en la vida, es la única constante que tenemos todos y por todas partes. Es imposible prescindir de él, por esto es fundamental aprender a enfrentarnos a él de una forma constructiva.

Pero ¿cómo superamos los cambios siendo granos de café?: 3 claves

El primer paso es llevar la atención dentro de nosotros mismos y no hacia fuera, como solemos hacer la mayoría de las veces. Para hacerlo, hazte tres preguntas importantes:

  1. ¿Qué es lo que siento?

Muchas veces no conseguimos gestionar el cambio porque no nos enfrentamos a nuestros miedos y a nuestras emociones “negativas”. He puesto negativas entre comillas porque en realidad ninguna emoción es negativa en sí misma, simplemente existen formas negativas y disfuncionales de gestionarlas. A veces preferimos escaparnos del miedo, de la tristeza, de la rabia, etc. La clave para abrir la puerta de nuestra evolución como personas es exactamente lo contrario, mirarnos cara a cara con nuestra emociones. Y cuando conseguimos hacerlo sin juzgarlas, sin interpretarlas, sin intentar escaparnos de ellas, entonces podemos ver el mensaje que llevan. Como si fueran olas, así como han llegado, se van de forma natural.

  1. ¿Qué puedo aprender de esta situación para crecer como persona?

Una vez que ya he mirado dentro de mi es el momento de retomar las riendas de mi mente y dejar de ser víctima. Para hacerlo necesito cambiar mi enfoque pero no puedo hacerlo antes de haber contestado a la primera pregunta. Es como si tuviera unas gafas empañadas y pudiera limpiarlas solo después de mirar profundamente en mi corazón. Pero cuando finalmente consigo hacerlo, entonces soy capaz de ver lo que ha pasado de manera constructiva y puedo avanzar, rompiendo las cadenas del victimismo que me inmovilizan. Cuando consigo dar este paso y descubrir la oportunidad en la crisis, entonces ya no hay vuelta atrás.

  1. ¿Qué necesito pensar para hacerlo?

Esta es la fase de identificación de los recursos que necesito para poder dar el paso adelante. Para cambiar mi enfoque, superar los cambios, necesito trabajar sobre mis pensamientos, eligiendo los que verdaderamente me pueden ayudar a reaccionar de manera constructiva, dejando de lado los que solo sirven para hundirme.

Para que te resulte más fácil te propongo un pequeño ejercicio: Coge un papel y divídelo en dos partes. En la primera escribe tus pensamientos de víctima (por ejemplo: no puedo superar esta situación, qué desafortunado soy, me voy a quedar solo, etc.) y en la otra, los  pensamientos nuevos y potenciadores que van a apoyarte en transformar este cambio en crecimiento, empezando por la lista de cosas que vas a aprender (voy a aprender a estar bien solo para poder disfrutar de manera más sana y completa de los demás, voy a aprender a entrenar mi mente para ser más dueño de mi mismo etc.)

Cada uno tendrá sus propias respuestas a estas preguntas, lo importante es conseguir movernos desde el corazón hacia la mente por pequeños pasos, conscientes de que el quedarnos atrapados en el victimismo, el construir muros impenetrables hacia nosotros mismos o transformarnos en detectives expertos en la búsqueda de la oportunidad de crecimiento solo depende de nosotros. Y tú qué eres, ¿zanahoria, huevo o café?

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|Fotografía: Glen Carrie|