Coaching personal aplicado a las empresas, ¿cómo?

¿Qué tiene que ver el coaching personal con las empresas? Pues la verdad, muchísimo, y si no, ¿de qué están hechas las empresas si no de personas? Para verlo con más claridad definamos primero qué es el coaching personal.

Coaching personal con base en la inteligencia emocional

El coaching personal que a mí me apasiona es ese que se basa en algo tan simple y tan complejo como la inteligencia emocional de los seres humanos, y sirve para acompañar a las personas a que se descubran a sí mismas y descubran por tanto todos los recursos de que disponen para conseguir lo que quieren.

El coaching personal es un acuerdo entre un coach y su cliente para tender un puente siempre a futuro desde una situación que no nos gusta o queremos mejorar hacia otra en la que sí nos sentimos satisfechos. Es un proceso práctico, limitado en el tiempo, en el que el principal objetivo es ponerse en acción y movilizar conductas productivas.

¿Y por qué para mí la inteligencia emocional es la base misma del coaching o de cualquier otra herramienta de apoyo a las personas? Porque es la que moviliza esas conductas productivas que comentábamos, porque es la más efectiva de nuestras inteligencias, y porque es la que brinda a las personas la capacidad de poner las emociones, que son el motor principal de las conductas, de su parte y a favor de sus objetivos. Hay muchas definiciones de inteligencia emocional, y te invito a que las consultes para ver que en todas vas a encontrar este denominador común.

Los primeros en utilizar el término inteligencia emocional con el sentido que hoy la conocemos fueron Peter Salovey y John Mayer, de las universidades de New Hampshire y de Yale, pero fue Daniel Goleman el que consiguió atraer la atención internacional y darle mayor notoriedad en 1995 con su libro “La inteligencia Emocional”.

Esta irrupción del concepto “inteligencia emocional”, y más concretamente el estudio del proceso emocional y de cómo las emociones influyen en nuestras conductas, está considerada por numerosos teóricos e investigadores de las múltiples disciplinas que se interesan por ella como una decisiva revelación de la psicología del siglo XX, toda vez que ha introducido nuevos y reveladores elementos que aportan luz para la comprensión de la inteligencia humana.

Además, esos nuevos conocimientos y las aplicaciones orientadas al desarrollo de las personas que se derivan de ellos, permiten obtener una visión más realista y práctica de las claves para la mejor adaptación, la motivación, el equilibrio emocional y la eficacia personal.

Adaptación, eficacia personal, motivación, comprensión, movilización de conductas, consecución de objetivos… ¿No es todo esto algo que buscan las empresas en sus personas?

Seguimos. Según los numerosos estudios que ya existen sobre inteligencia emocional, las personas que son emocionalmente inteligentes saben reconocer sus emociones y saben por qué las siente; perciben la relación entre lo que sienten, lo que dicen y lo que hacen; se conocen e identifican sus puntos fuertes y sus limitaciones; son seguras de sí mismas; resisten la presión y piensan con claridad en situaciones complejas; y son capaces de percibir y comprender las emociones de los demás. ¿Os imagináis una plantilla de personas emocionalmente inteligentes? ¿Merece la pena invertir en la inteligencia emocional de las personas que forman una empresa?

Clave, camino, oportunidad

En mi opinión, la inteligencia emocional es la clave, el coaching es uno de los caminos para desarrollarla, y aplicarlo a los trabajadores es una oportunidad para las empresas.

Y no se trata sólo de coaching de equipos. Hay potentes herramientas de coaching personal aplicado a la empresa que pueden revolucionar sus resultados. Porque la empresa está hecha de personas que ofrecen algo a personas en ubicaciones donde conviven con personas. ¿No es suficiente razón para apostar e invertir en las personas?

[bctt tweet=»Invertir en #personas como estrategia de gestión y #comunicación responshábil» username=»lola_pelayo»]

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