Inteligencia, leer en el interior

Inte-ligencia=intus-legere= leer el interior. Así conocí el concepto de inteligencia cuando estudié Coaching Personal, y así he vuelto a mirarlo en la especialización en Inteligencia Emocional para niños que he tenido la suerte de recibir de manos de uno de los referentes de este campo en España, Francisco Yuste. No puedo estar más agradecida por la enorme generosidad con la que ha compartido su experiencia, su saber y su visión. Gracias.

Durante quince intensos días de teoría y práctica, en jornadas muy interesantes de más de doce horas volcada en la inteligencia emocional para niños, he ampliado mi visión y mis recursos para leer en mi interior, y para acompañar a las personas, especialmente a los peques, a leer y comprender el suyo. Qué gran privilegio. Qué responsabilidad. Qué respeto se necesita.

El objetivo del curso era capacitarnos a dieciocho personas llegadas de toda España para diseñar y dirigir talleres de inteligencia emocional dirigidos a niños de entre 4 y 12 años, en quienes las emociones emanan puras y sin apenas capas que las tiñan da razón.  Así es que hemos estudiado, interiorizado y experimentado el proceso emocional desde el enfoque de la neurociencia y sus cambios fisiológicos, desde el enfoque de la psicología y sus patrones de conducta, y desde el enfoque del coaching. Para mí ha sido muy edificante y siento que me ha dotado de más recursos y más habilidad, dándole a mi capacidad de apoyo a las personas más visión, y sobre todo, más compromiso.

Una vez pertrechados de teoría, hemos diseccionado una a una las seis emociones básicas definidas por el psicólogo estadounidense Paul Ekman en base a las expresiones faciales que la identifican, y que tal como demuestran sus estudios, son universales independientemente de la cultura, raza o edad de las personas. Son las seis emociones básicas que han garantizado la adaptación al entorno del Hombre en su evolución y os sonarán entre otras cosas porque Pixar las ha usado recientemente para fabricar su éxito cinematográfico “Del revés”.

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Así es que las seis emociones básicas según Ekman son la Tristeza, la Alegría, el Asco, el Enfado, el Miedo y la Sorpresa (que Pixar ha obviado supongo que por breve). Todas son necesarias y todas tiene una función positiva de adaptación al entorno, una función social o comunicativa que nos permite relacionarnos mejor y, por supuesto, una función motivacional que facilita e impulsa las conductas. Y con estas seis emociones las personas construimos nuestro enorme repertorio de sentimientos al racionalizarlas.

De la teoría a la práctica

La segunda parte del curso es práctica, esto es, poner todo lo aprendido al servicio de los niños. Nos apoyamos en un método reconocido a nivel internacional y de origen estadounidense, el de Peter Salovey y John D. Mayer, que desarrolla la inteligencia emocional trabajando habilidades básicas para percibir, manejar, comprender y utilizar las emociones. Este enfoque se propone en dos frentes, el intrapersonal a través del Autoconocimiento, la Autorregulación y la Automotivación, y el interpersonal a través de la Empatía y las Habilidades Sociales. Son, en suma, las habilidades que componen la Inteligencia Emocional, imprescindible complemento a la Inteligencia Racional, y que está marcando la tendencia evolutiva de la educación en los últimos años. Y menos mal.

inteligencia-emocionalCon estas bases, he trabajado durante cuatro días con veintisiete enormes personitas de 6 y 7 años que nos han dado una grandísima oportunidad de aprendizaje y lecciones impagables. El objetivo de mi equipo de profesionales era descubrir a los chavales sus emociones, acompañarles a identificarlas en sí mismos y en los compañeros, y facilitar así su autoconocimiento y la mejora de sus relaciones con los demás.

Con dinámicas muy vivenciales y juegos,  los niños han aprendido conociendo a Alegría, Tristeza, Asco, Miedo, Sorpresa y Enfado que saber cómo nos sentimos en cada momento, y cómo se sienten los demás por sus gestos y sus expresiones, nos ayuda a relacionarnos de forma más efectiva.

No es un trabajo terapéutico, es un trabajo educativo, un trabajo intenso y gratificante de siembra desinteresada y consciente que florecerá. Estoy segura.

Por eso no puedo acabar este post  sin dar las gracias a mis primeros niños a los que nunca olvidaré. Gracias tierna Yaiza, y gracias mi comprometido Pedro. Gracias buena Nadia que cuidas a todos, Marta mi bichita en eclosión, Javi el buen líder, Antonio mi estrella fugaz. Gracias Ainara por tu serena generosidad, cariñosa Yanira, David terremoto de emociones, Raúl amor sin límites, gracias mi otro Raúl el niño grande de los corazones. Gracias a mis tres Manueles, a mi Coraima preciosa y detallista, a mi Natacha profunda, a mi generoso Unai. Gracias a ti también Christian, a pesar de la brevedad. Gracias Pastora por tu naturalidad y gracias Ainhoa por tu sereno compartir. Gracias Elena por tu emoción pura, y gracias Iván por tu inquietud y tus ganas. Gracias Ezequiel enorme corazón temeroso, gracias Joaquín expectante, gracias Alexis por tu autenticidad, y Adrián por tu genial y espontánea inocencia. Y gracias mi Rubén de ojos limpios, gracias por darle sentido a todo.