Los cuatro pilares del liderazgo femenino para desdibujar las diferencias

En el universo del liderazgo, el matiz femenino aporta una valiosa riqueza marcada por la diversidad. El liderazgo femenino es diferente y complementario al tradicional liderazgo más masculinizado, lo que lo hace todavía más valioso para las empresas. Porque ya sean hombres o mujeres, estos cuatro pilares que te traigo favorecen un estilo de liderazgo más completo que distingue a las estructuras organizacionales de éxito.

Nuestro tiempo nos desafía a valorar las diferencias. Y no solo para coexistir, sino para florecer conjuntamente. Así que, aunque seguro que dentro de algún tiempo esas diferencias de género en el liderazgo no serán perceptibles -en eso confío-, como hoy en día todavía sí que se notan, aprovechémoslas.

Las competencias de liderazgo, tradicionalmente influenciadas por estructuras patriarcales, muestran todavía variaciones significativas entre géneros. Pero eso, lejos de ser un obstáculo, es una oportunidad de enriquecimiento mutuo.

 

1. Liderazgo desde la Autoconfianza
La autoconfianza es crucial para cualquier líder, pero para las mujeres, construir y mantener esta confianza requiere todavía esfuerzos adicionales. Vivimos en una sociedad donde, a pesar de los importantes avances legislativos y sociales, persisten desigualdades y sesgos de género.

La autoconfianza nace de la seguridad personal, que se alimenta del autoconocimiento, el apoyo del entorno y la práctica. Por tanto, seas mujer o seas hombre, identifica lo que necesitas para fortalecerte, hazlo accesible para ti y persiste en la acción. Deshazte de los pensamientos negativos y cuestiona las creencias limitantes sobre lo que se espera de ti y lo que esperas de ti misma o de ti mismo.

 

2. Liderazgo desde el autorreconocimiento
Un pilar importante de tu crecimiento personal y profesional es el autorreconocimiento. Dedica tiempo a entender tus desafíos y a reconocer tus fortalezas. La modestia excesiva, demasiado habitual en mujeres, no hace justicia a tus logros. Aprende a aceptar y agradecer el reconocimiento de las demás personas sin minimizar tu contribución. Las mujeres, en particular, pueden necesitar practicar este reconocimiento de manera explícita y sin vergüenza, equilibrando humildad con autovaloración.

 

3. Liderazgo desde puentes de sororidad
La sororidad es una fuerza transformadora en el liderazgo femenino. Si eres mujer, apoya, contrata y celebra los logros de otras mujeres. Inspírate en los ejemplos de liderazgo femenino a tu alrededor y construye redes de apoyo que promuevan sinergias positivas. Y si eres hombre, ten en cuenta que todavía es necesario cierto reconocimiento adicional a las que logran llegar, rompiendo creencias propias y familiares. La defensa de la igualdad debe ser una práctica consciente y constante, de hombres y mujeres, hasta que llegue el día en que no sea necesario vigilarla. Ojalá.

 

4. Liderazgo desde la delegación efectiva
Delegar es esencial para cualquier líder, porque le permite concentrarse en lo que realmente importa. Así que reconoce que no puedes hacerlo todo ni hacerlo todo perfecto. Aprender a delegar no solo es una habilidad de gestión, sino también un acto de confianza en tu equipo. Y otra vez, esta competencia es particularmente relevante para las mujeres, porque todavía son demasiadas las cuales luchan por equilibrar las demandas profesionales con las personales a costa de querer cumplir con todas las responsabilidades como si fueran superheroínas.

El liderazgo femenino implica un conjunto único de desafíos y oportunidades que nos ayudan a identificar pilares en los que crecer como sociedad. Porque es verdad que hemos avanzado mucho en lo que a igualdad se refiere, pero existen todavía resistencias y desigualdades significativas. Por eso te propongo que nos enfoquemos en desarrollar estos pilares que te he compartido todas las personas a la vez: la autoconfianza, el autorreconocimiento, la sororidad y la delegación. Estos pilares fortalecen el liderazgo femenino, sí, pero también enriquecen el masculino, y promueve una cultura de igualdad, respeto y colaboración en empresas y organizaciones convirtiéndolas en agentes activos que pueden transformar el mundo.