Se acabó. ¿Cómo lo dejo ir? Tres pensamientos para ejercitar el desapego

El desapego elegido y con una intención limpia es una de esas habilidades personales que más nos ayuda a no ser infeliz. Podría escribir que más nos ayuda a ser feliz, pero en este momento concreto de mi vida, lo entiendo mejor y quiero verlo como en la primera frase. Es mi decisión. Es mi personal desapego del concepto de desapego, que espero que entiendas sin el aroma a problema, a egoísmo o a frialdad emocional que a veces nos evoca. Porque desapegarte emocionalmente de personas, situaciones o incluso cosas, si es desde la intención sana con nosotros mismos o con los demás, es un ejercicio de generosidad. Cuando algo se acabó, ¿cómo lo dejo ir? Te muestro tres pensamientos para ejercitar el desapego

Por eso, antes de nada diferenciemos el desapego emocional consciente, que tiene un fin liberador, del desapego emocional no deseado, o la incapacidad para sentir empatía, y del desapego que es una reacción a alguna situación traumática que la persona se siente incapaz de afrontar.

Aquí, y ahora, estamos compartiendo el primer tipo de desapego emocional, ese que podemos elegir para vivir nuestras experiencias y nuestros sentimientos sin el peso de la preocupación, sin la inquietud del deseo frustrado o sin la sensación de tristeza por la pérdida. Y sí, como casi siempre, es mucho más fácil de decir que de hacer. Y también, como casi siempre, es cuestión de tomar conciencia y entrenar.

¿Cómo me desapego? Tres pensamientos para dejar ir.

  • “El cambio es constante y difícil de predecir, y las pérdidas van a llegar”. Nada dura eternamente, y mucho menos como tú quieres que permanezca. Ejercitar este pensamiento, incluso si te has hecho ilusiones durante el camino que has recorrido, quizás te haga menos doloroso y breve, llegado el momento, el tiempo que necesitas para aceptar la nueva realidad que se produce tras un cambio. Ya, ya. Qué difícil. Esto es eso de gestionar las expectativas –uf– . Yo personalmente no las gestiono demasiado bien, ya los sabes, sin embargo sí tengo bien entrenado este pensamiento, y funciona, no tanto en evitar el dolor como en agilizar la llegada de la aceptación. Algo es algo.
  • “Vivir el presente sin el peso del pasado”. Seguro que has leído mil veces cosas muy parecidas. Yo, según lo escribo, me sonrío imaginando tu expresión, tú que acabas de vivir una bronca familiar, acabas de perder una oportunidad de trabajo, acabas de sentir una decepción sentimental o cualquier otro tipo de frustración. Dirás: cómo narices me quito el peso del pasado. Pues una forma es tomando decisiones que, por eso de que la esperanza es lo último que se pierde, te da miedo o tristeza o rabia tener que tomar. Así que sí: deja de leer el mensaje, deja de esperar la disculpa, deja de querer que estén de acuerdo, deja de consultar su muro de Facebook, deja de sacar el tema, deja de lamentarte… y ponte nuevas metas.
  • “Yo soy quien decide”. No le des el poder a nadie más que a ti mismo para decidir tu actitud. Que sí… Que también en esto entiendo que pongas una cara rara si acabas de sentir una decepción. Sólo piensa una cosa: ¿de quién depende tu felicidad? ¿Tu satisfacción depende de los demás o de ti mismo? Porque si es de los demás… Otra vez “uf”. Siéntete responsable de tu vida y de tus sentimientos, porque lo eres. Sólo has de tomar las riendas de tus pensamientos.