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El Síndrome del trabajador quemado o «burnout”
¿Levantarte para ir a trabajar se ha convertido en un martirio? ¿Te agobia la rapidez a la que van todas las TIC en tu empresa? ¿Sientes que te resulta imposible dominarlas? ¿Recibes llamadas, correos o whatsapp de trabajo fuera de tu horario laboral? ¿Tienes frecuentes jaquecas, erupciones en la piel o problemas intestinales que van y vienen desde hace tiempo? ¡Cuidado! Quizás estés padeciendo el síndrome del trabajador quemado o Burnout.
Lo que ocurre con el “síndrome del trabajador quemado” es que no es algo que llega de repente y, como bien sabemos, los humanos somos capaces de adaptarnos a la incomodidad con tal de no salir de nuestra zona de confort y por eso nos vamos acostumbrando y aceptamos los síntomas, encontrando excusas perfectas para justificarnos, a pesar de que, en el peor de los casos, se puede llegar a sufrir un infarto.
Vivimos tan alejados de nuestro propio cuerpo que con demasiada frecuencia no atendemos los mensajes que nos envía. Cierto es que al principio son sutiles, y eso hace que los pasemos por alto, y cuando empiezan a preocuparnos probablemente están a punto, o se han convertido ya, de ser algo crónico.
Sepan que todos esos síntomas ya están reconocidos como enfermedad profesional por la OMS, aunque oficialmente este reconocimiento no entrará en vigor hasta 2022.
¿Por qué se produce el Síndrome del trabajador quemado?
La OMS nos lo define como una situación de estrés laboral prolongada en el tiempo que no se ha resuelto con éxito.
Y si es estrés laboral prolongado en el tiempo, con síntomas tan evidentes como los citados arriba: ¿cómo nadie se da cuenta de lo que está ocurriendo? Porque esa situación lleva a los trabajadores al:
- Bloqueo
- Incapacidad para desarrollar su trabajo
- Ausencia total de motivación
- Actitud negativa o pasiva
- Pensamientos y sentimientos negativos que afectan no solo a él sino a todo el entorno, ya que las emociones que suelen predominar son el enfado o el miedo
Las empresas deberían estar atentas y tener muy en cuenta este tipo de riesgos que las acechan y prevenirlos con acciones como la detección, evaluación y prevención de los posibles riesgos psicosociales o testar con frecuencia su clima laboral. Esto tan “sencillo” puede ser una forma de ahorrar no solo dinero, que también, sino de prevenir problemas como el absentismo o la pérdida de talento, pues muchas veces quienes padecen el síndrome son los trabajadores más valiosos e implicados en los proyectos.
Si además los planes de formación integrales de la empresa incluyen desarrollo de la Inteligencia Emocional de todos sus trabajadores para convertirse en “Empresa Emocionalmente Inteligente”, lo que implica incrementar el autoconocimiento y la autogestión emocional y así no ignorar lo que las personas sienten, quizás hayamos encontrado el antídoto de este síndrome antes de que nuestra empresa empiece a oler a quemado. ¿Tienes o trabajas en una empresa feliz?
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