Domina el tándem perfecto: inteligencia emocional y comunicación
Todas las personas aspiramos a tener una comunicación efectiva, que es esa en la que las demás personas nos entienden a la primera, tanto lo que decimos como por qué lo decimos, y para eso, debes dominar el tándem perfecto: inteligencia emocional y comunicación.
La comunicación efectiva emana de ahí. De hecho, eso nos ahorraría muchos malos entendidos y comprensiones parciales que luego frustran expectativas y afecta negativamente a la gente. Con la comunicación efectiva y emocionalmente inteligente, viviríamos con mucha más tranquilidad nuestras relaciones, ¿a que sí?
Además, está la comunicación que tiene cada persona consigo misma. También en esa relación, que es la más importante de nuestras vidas, deberíamos aspirar a la efectividad. Pero lo cierto es que suele ser la que menos cuidamos. Y otra vez, para corregirlo, sería la inteligencia emocional la mejor compañera de nuestra comunicación interna.
Así que, lo mires por donde lo mires, ya sea para relacionarte de forma efectiva con las demás personas o para relacionarte de forma efectiva contigo -que esto es lo más importante-, necesitas que tu comunicación le dé la mano a tu inteligencia emocional y viceversa.
¿Cómo se unen inteligencia emocional y comunicación?
Conecta cada habilidad de tu inteligencia emocional con la competencia comunicacional que mejor te sirve para entenderte y hacerte entender. Dicho de otra forma: desarrolla tu inteligencia emocional, porque se pondrá al servicio de tu comunicación de forma automática. No en vano, una de las principales funciones de las emociones es, precisamente, la función comunicacional o función social.
Estás biológicamente programada o programado para expresar tus emociones, y para entender las de las demás personas. No las reprimas. No intentes controlarlas. Mira tú las tuyas en primer lugar, identifícalas, escucha qué mensaje te traen, y usa esa información para comunicarte cada vez mejor.
¡Pues no me entero! Algunos pasos para que inteligencia emocional y comunicación se den la mano:
- Conecta con tus emociones. Eso lo primero. Y facilítate el poder sentirlas, que todas vienen a ayudarte porque todas son positivas. Incluso las más desagradables, como el enfado, la tristeza o el rechazo, te sirven para marcar tus límites, integrar los cambios o defender tus derechos sin afectar los derechos de otras personas. Para eso debes dedicar un tiempo a gestionarlas bien, y a saber regularte en todas las situaciones emocionales.
- Escucha las emociones de las demás personas. Eso lo segundo. Cuando ya tengas bien entrenada tu capacidad para identificar las tuyas y gestionarlas, sabrás entender mejor todas las señales que mandan las personas que te rodean sobre sus propias emociones. Con palabras y sin ellas. Pero, aun así, no des nada por sentado y, si lo necesitas, pregunta. Permite a la otra persona validar o no tus percepciones.
- Y ahora sí, comunícate desde tu inteligencia emocional con toda tu asertividad y tu capacidad para tenerte en cuenta tú al mismo nivel que a la otra persona.
Pues sigo sin enterarme…
- Habla de forma directa. No des rodeos innecesarios ni adornes las cosas demasiado. La claridad y la concreción son las mejores pruebas de tu autoconfianza. Para eso necesitas saber con certeza qué quieres comunicar.
- Separa a las personas de sus conductas. Lo que hacen es lo que vemos, sí, pero debajo hay mucho más, y puede que no seas capaz ni de intuirlo. No cuelgues tú las etiquetas que no te gustaría que te colgaran a ti. Habla con hechos más que con juicios.
- Sé amable, siempre. Que tu amabilidad sea la mejor prueba de tu seguridad en ti misma o en ti mismo. Si alguien tiene el poder de desequilibrarte, no estás sacando todo el rendimiento a tu inteligencia emocional.
- Escucha lo que te dicen y lo que no. Afila tus habilidades para percibir lo que sienten las demás personas, y también da espacios para que te lo cuenten de viva voz. Para eso has de crear silencios, a veces largos, y tener paciencia. Y otras veces basta con preguntar. Presta atención a su lenguaje no verbal, ¡y al tuyo!
- Da libertad y respeto a la persona por encima de todo. Respeta incluso lo que no te gusta. Que tu comunicación no sea inquisidora, ni coercitiva. Si tú crees saber lo que necesita, o ves clarísimo que se está equivocando, está bien que le sugieras o le cuentes tu punto de vista, pero es la otra persona la que debe decidir. Y si no quiere escucharte, te fastidias.
Todo lo que hacemos fluye por nuestra comunicación. Si conseguimos hace fluir esa comunicación por nuestra inteligencia emocional lograremos grandes beneficios para nuestro propio bienestar, para nuestras relaciones y, no lo dudes, para la sociedad. Porque la comunicación efectiva y afectiva es capaz de cambiar el mundo.