¡Tu carrito está actualmente vacío!
Este septiembre… ¡no te autosabotees!
Cada año, cuando se va acercando el final del verano, empezamos a preocuparnos por todo lo que se nos viene encima, pero este septiembre ¡no te autosabotees! Aquí tienes algunas claves para evitar el temido autosabotaje que nos lleva a vivir la vuelta con ansiedad y sin energía.
Lo primero primerísimo es darte cuenta de si te estás poniendo tú mismo o tú misma palos en tus ruedas. Venga, piénsalo. Párate a identificar si lo que dices y lo que piensas te está ayudando o no a volver a tus rutinas familiares, laborales y personales. Ya sabes que las palabras son muy poderosas, las verbalices o no, y el autosabotaje del que vamos a hablar suele empezar por ahí, así que merece la pena prestarles atención para saber decidir la actitud con la que queremos vivir.
Qué es el autosabotaje
El autosabotaje es una forma automanipulación. Nos manipulamos inconscientemente y en formato defensivo para librarnos de lo que nos resulta muy complicado, nos genera incertidumbre o nos parece desagradable. Y como hay muchas cosas en la vida que cumplen alguna de esas tres premisas, nadie se libra. Todo el mundo se autosabotea en algún momento por esas razones, resistiéndose al cambio, sin darse cuenta de que es también la forma más segura de impedirse conseguir sus objetivos.
En septiembre, además, estamos con la guardia baja. Han sido varias semanas, trabajando o no, de planes, trasnochadas, quedadas, playa, campo, reencuentros, escapadas… La vuelta se nos antoja una cuesta arriba incierta, complicada y desagradable, ¡toma ya! ¡Los tres ingredientes para irnos de cabeza al autosabotaje si no estamos alerta!
Claves para no autosabotearte
Las palabras son las primeras en traicionarnos, el primer síntoma del autosabotaje. Por eso, no digas frases tontas, que además son mentira, como ‘se acabó lo bueno’, o ‘verás cuando llegue la que me espera’ o ‘no voy a poder’… Stop. Fuera esas palabras o esos pensamientos que te debilitan. No dejes ni que nadie las diga a tu alrededor. Mejor busca en el todopoderoso Google un listado de frases motivadoras que leer y decirte cada vez que te atrapes en algún pensamiento negativo. Póntelas en el calendario, en el estado de WhatsApp o en un pósit en el espejo del baño. ¡Háblate bien!
La inseguridad es otro síntoma del autosabotaje, así que piensa ante qué tareas o situaciones de las que te llegan con septiembre te sientes así, y si en el pasado, ante esas mismas situaciones, te sentías igual. Contra este síntoma, refuerza tu autoconcepto. Así dicho, parece más difícil de lo que es, pero todo es empezar. Tienes miles de recursos en internet para trabajar tu autoestima, y te los recomiendo todos. Puedes comenzar por hacer un listado largo, muy largo, de tus fortalezas, y contrastarlo después con tu entorno de confianza para encontrar en ese banco de cualidades tuyas cuáles son las que te ayudan a sentirte más segura o más seguro.
Y otro síntoma que podría estar indicando autosabotaje es la sensación de falta de control. ¿Tú la notas? Pues organízate. Tira de check-lists, de agenda, de organizadores, cuadernos o paneles de corcho, lo que más te guste, pero planifica tus tareas y póntelo fácil.
La última clave es que te plantees pequeños retos, a corto plazo y muy fáciles de alcanzar, por favor, para que te asegures de que te vas a sentir bien según los consigues. ¿Qué tal una escapada para el próximo puente del calendario? ¿Iniciar alguna actividad saludable y facilona como hacer mindfulness o caminar? ¿Organizar las fotos del verano?
Cada vez que dejes algo a medias, o te pilles posponiendo una y otra vez lo que sea, o te atrapes bloqueada o bloqueado por el perfeccionismo, o buscando excusas peregrinas para casi todo, mira a ver si estás haciendo todo lo que puedes por ti y no te estás saboteando. Este septiembre… ¡no te autosabotees! ¡Y cuídate!