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Para ver y entender más en la vida, además de mirar mejor, es necesario controlar la cantidad de juicios de valor que hacemos, para predisponernos menos y comprender más.

Ojalá no te toque, pero no es difícil que en algún momento de tu vida tengas que dar una mala noticia, de esas malas de verdad, que bloquean a quien la recibe.

La inseguridad, la presión por las posibles consecuencias o el miedo a que nos juzguen son algunas de las razones que hay detrás del miedo a hablar en público.

Siempre es la comunicación, total o parcialmente, lo que más influye en la construcción de relaciones estables y satisfactorias.

Gritar puede tener muchas ventajas. Pero es un arma de doble filo porque también puede hacernos daño por el estado de alerta y estrés que nos provoca.

No hay señales inequívocas ni universales para detectar las mentiras, pero si te fijas en algunos detalles, puedes intuir con cierta seguridad si te están mintiendo.

La comunicación inteligente que ejercen las personas desde su inteligencia emocional consigue índices de escucha y comprensión mucho más altos. Y que te escuchen comienza escuchando tú.

Con tu comunicación te relacionas todos los días, alcanzas o no tus metas, y está en cada tarea que emprendes o en cada pensamiento que formulas. ¿Es inteligente tu comunicación?